Se acaban de cumplir diez años del fin de ETA. Todavía faltan muchos más para que llegue la paz. Porque no puede haber paz sin verdad, justicia y reparación para las víctimas, para todas las víctimas. Coincidiendo con este aniversario hemos escuchado a Arnaldo Otegi reconocer expresamente el dolor causado a las víctimas de ETA. Hasta ahora había reconocido ese dolor para todas las víctimas, no solo para las de ETA. Esta declaración es un paso adelante, un gran paso hacia la paz. Pero para la derecha no es suficiente porque nada de lo que haga o deje de hacer Arnaldo Otegi será nunca suficiente.
Cuando lideró el movimiento de la izquierda abertzale hacia la no violencia, dijeron que no era sincero y que no se le podía creer porque lo hacía por intereses políticos. Cuando condenó la violencia, todas las violencias, le exigieron que condenase explícitamente la de ETA. Ahora que ha manifestado expresamente el dolor causado a las víctimas de ETA, le exigen que declare que ETA fue un error, que pida perdón y que reconozca que lo que hizo ETA estuvo mal. Esta derecha que se llena la boca con palabras como perdón, culpa y castigo parece confundir el Estado de derecho con un colegio de curas. Y su pensamiento está incrustado en nuestra magistratura. El acoso a Otegi no quedó ahí ya que la Audiencia Nacional y posteriormente el Tribunal Supremo le acusaron de estar actuando en favor de ETA. Le juzgaron y condenaron por ello en el conocido como ‘caso Bateragune', en un juicio que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos consideró que no fue imparcial y que vulneró la Convención Europea de Derechos Humanos. Para entonces, Otegi ya había cumplido íntegra la condena de seis años y medio de prisión. Que el tiempo haya dado la razón a Otegi tras estos diez años sin ETA no ha sido suficiente para que el Supremo lo reconozca, sino que va a volver a juzgarle por lo mismo.
Que Otegi ha estado comprometido con la paz es un hecho incuestionable, como lo demuestran los más de veinticinco encuentros que tuvo con el dirigente socialista Jesús Eguiguren desde 1999, la propuesta de Anoeta de 2004 en la que la izquierda abertzale se comprometió públicamente con la construcción de un proceso de paz o las declaraciones de Rodríguez Zapatero en el programa Espejo público: «Fue decisiva su contribución para que pudiéramos ver el final de la violencia, esto es así. Luego cada uno puede tener la opinión que tiene de Arnaldo Otegi, pero, yo sí sé para la historia y para la verdad, que él fue un político decisivo».