Este periódico, UH, se hizo eco esta semana pasada de las quejas que los ciudadanos le han hecho llegar a la Defensora de la Ciudadanía, Anna Moilanen y, después de haberlas leído con atención, uno se da cuenta de que los que gobiernan el Consistorio, como Sánchez en su poltrona de Madrid, pasan de la ciudadanía y del cargo de la –para mí ya admirada– señora Moilanen. El artículo nos informó que los vecinos se quejan de los ruidos nocturnos. Claro, si los de izquierda comunista permiten que el recibo de la luz suba un 30 % sin que hagan nada para impedirlo –¿dónde están los de Podemos?–, a mucha gente no le queda otra que poner la lavadora y la secadora en unos horarios que tendrían que ser para dejar dormir a los vecinos.
En cuanto a las calles de Palma, aunque yo sepa que las de Burundi están algo más sucias, dan asco y huelen mal –no me refiero a la pulcra zona del centro o de Cort, que siempre está, como el Kremlin en Rusia, impecable–; quiero pensar que esa zona es la que los que gobiernan en Cort deben ver de Palma… o eso, o no puedo anotar lo que creo que son. No me ha extrañado que la segunda queja más importante fuese la demora en las respuestas a los problemas de los ciudadanos.
Admiro a Anna. Debe ser difícil tener de jefes a cuatro pequeño-burgueses disfrazados de izquierdistas y progresistas que, por decir que lo son, se dan más derechos a hacerlo mal que la derecha, que por su ‘mala' fama se ve obligada a responder… si no quiere que socialistas y los excomunista de Podemos –ahora son la casta más casposa de las habidas– les monten manifestaciones. Pero, siguiendo con la lista, los de Hila y Podemos tendrían que saber que nuestras calles no son seguras: Baldosas levantadas, patinetes por las aceras, bicicletas, etc. En fin. Yo, sinceramente, veo que según qué problemas subsisten día a día como en una anarquía y siempre a favor de los que lo hacen mal. A los otros, a los que nos portamos bien, como vayamos a 32 quilómetros por hora en lugar de a 30, nos multan… sin que luego nos quiten las multas… La policía de barrio, la que podría arreglar muchos problemas y multarnos a todos, sigue missing. Por cierto, propongo que a los okupas se les dé una paga y pongan una calle a su nombre.