Durante este mes de julio han llegado a Balears 36 pateras con unos quinientos inmigrantes en total llegados de Argelia. Claro, el mar estaba en calma muchas horas del día y la noche de luna creciente permitió navegar rumbo a las Islas, sin cartas náuticas, poca comida y agua a cuentagotas, además del miedo. Pero seguro que quienes capitaneaban las embarcaciones tenían alguna idea de adónde iban; de lo contrario, no hubieran llegado, se habrían perdido en la inmensidad del mar.
Llegaron hombres y dos mujeres sin niños, hombres jóvenes y fuertes, no sé si pretenden viajar a Alemania o Inglaterra, pero lo seguro es que buscan trabajo para poder alimentar a sus extensas familias. No conozco dónde los llevaron, puesto que los albergues están llenos a reventar, no obstante, seguro que fueron acogidos con la ayuda máxima por parte de la Cruz Roja, la Guardia Civil y la Consellería de Bienestar, etc, y pasaron la noche en el garaje de la policía, que no es gran cosa.
La falta de lluvia regular ha sido sustituida por copiosas inundaciones, devastando casas, pueblos, carreteras, coches, etc. Y una vez terminada la tempestad, sale el sol radiante, volviendo a la árida sequía que seca pozos, reseca y cuartea la tierra, no pudiendo ni beber, ni sembrar. La hambruna africana y el sudor bajo 50º deshidrata todo cuanto se mueve, falleciendo mucha gente de inanición: niños y personas, en la piel y los huesos.
Los cambios climáticos están siendo extremos como nunca antes; ahora lo mismo tenemos inundaciones que sequías; una locura. Lo cierto es que la Tierra va calentándose llegando a temperaturas insoportables, como 54º en California, 46º en Irán, 46,9º en Córdoba y 63º en Dubái. Resulta comprensible que las poblaciones del sur no resistan tan altas temperaturas, sin agua ni alimentos, y busquen desesperadamente emigrar al Norte para sobrevivir, mientras los del Norte tendrán el clima de Balears. Todos emigraremos hacia allí. No es broma.
Todos, personas y animales, tenemos derecho al agua potable, riego y saneamiento. La agricultura representa el 70 % de extracción del agua mundial y, nadie puede apropiarse del agua, de la luna, del mar, la Tierra o el cielo; no puede expropiarse lo que nos ha sido dado desde el principio de los tiempos. Quienes esto hacen, roban a gente honrada, débil, y apesadumbrados; personas tan válidas y con iguales derechos como cualquiera de nosotros. ¡Basta de tanto egoísmo!