Dije que no hablaría más de pandemias, tampoco de adoctrinamiento de izquierdas o derechas. Menos aún del independentismo catalán, fenómeno que nos golpea constantemente cabeza y corazón. Debería contestar a mis lectores amigos, sobre quiénes eran los cátaros y por qué los identifico con los modernos ‘indepes'. Se lo aclararé en un próximo artículo. Mientras tanto que vayan leyendo Cátaros y occitanos en el reino de Mallorca de Gabriel Alomar . Les despejará múltiples incógnitas.
Hoy quiero referirme al singular encuentro de hace escasos días, vivido con un numeroso grupo de amigos, que llegábamos al centenar, donde tuve la ocasión de escuchar a Jaime Martínez, un joven arquitecto metido en política, que ya ha desempeñado diversas responsabilidades como regidor de Palma y conseller del Govern, y que hoy, presidente del PP de Palma, aspira a mayores responsabilidades dentro del Partido. La etapa de Biel Company , de triste recuerdo, lo siento ante todo por él, se pretende superar con figuras más rompedoras, como Margalida Prohens o el mismísimo Martínez. Un día le dije públicamente a Company: «No basta que te guste la política para tomar tu carrerilla a presidente. Necesitas imagen, ardides, inmensa capacidad de sacrificio y principios sólidos».
Temo que alguno de estos factores le ha faltado a nuestro hasta hace poco presidente. De ahí su honesta dimisión. Y ahora me pregunto si los tendrá Martínez. Dios lo quiera. Tiempo ha tenido para enterarse, al igual que la vigorosa diputada Prohens. El hecho es que el Martínez que conocimos hace unos días, supo acreditar conocimiento de la situación, discreción ante lo que debía callar y sobre todo capacidad de escuchar. Algo, esto último, que el PP de las Islas necesita hacer desde hace tiempo, puesto que llevamos más de dos años perdiendo militantes un día tras otro. He contemplado directamente tan triste fuga. Yo mismo no me he dado de baja porque a estas alturas de mi vida ya no me doy de baja de nada. La propia vida se cuida de ello.
Y vayamos al meollo del asunto: la ausencia del PP balear. Apenas aparece en los medios. Dicen las encuestas publicadas recientemente por Ultima Hora, que el PP rozaría la mayoría para gobernar, siempre contando con el apoyo de Vox y Ciudadanos, compuesto por aquellos que se le fueron. Muy triste situación. Después de tantos errores e incongruencias del Govern; de tanto sectarismo y banalidad, ahora resulta que la oposición podría llegar a gobernar. Pero claro está, no por sus propios méritos, sino por la torpeza de sus adversarios.
Martínez lo tiene claro. Nada de buscar responsables, nada de criticar a estos o aquellos, y, en cambio, mucho sumar, saber escuchar y tener capacidad de transmitir ilusión, mientras que, como buen arquitecto, asume que hay que ponerse a reconstruir su partido, que buena falta hace, alejado de luchas fratricidas. Desconozco si tendrá contrincantes en su opción de gobernar el adormilado PP, algo que se desvelará en el próximo congreso regional, pero en cualquier caso, tras la tertulia-debate de hace pocos días, descubrimos en él a un hombre culto, que sabe muy bien lo que es el poder, y que se cree con coraje para evitar su sangría e ilusionar a los sectores liberal-conservadores de las Islas. En todo caso tendrá dos años por delante. Tarea no le faltará.