La profesora Mariana Mazzucato escribe, de forma vehemente, sin concesiones, en sus dos últimos libros (Misión Economía. Una guía para cambiar el capitalismo, Taurus, Madrid, 2021; y No desaprovechemos esta crisis, Galaxia Gutenberg, Madrid, 2021): se debe pasar del capitalismo de accionistas al capitalismo de partes interesadas, según su propia acepción. Tales afirmaciones, bien desarrolladas, hacen temblar las tesis de Milton Friedman y de su Chicago School. Pero existe una premisa concreta de partida, que no debe olvidarse: la disfuncionalidad del sistema económico, que se ha remarcado por parte de instituciones económicas de todo tipo y también por economistas y científicos sociales.
Esta disfunción se puede especificar en cinco ámbitos:
• El cortoplacismo del sector financiero;
• La financiarización de las empresas;
• La emergencia climática;
• La existencia de gobiernos lentos o ausentes;
• El desarrollo de la desigualdad.
Frente a esto, el capitalismo se repiensa. Como se decía, los científicos sociales ofrecen diagnósticos, revisiones, explicaciones de carácter sistémico, a parte de sus aportaciones publicadas en palestras más académicas. Pero incluso las instituciones económicas más ortodoxas se interrogan sobre la evolución del sistema. Así, para el Financial Times, «el modelo capitalista liberal ha brindado paz, prosperidad y progreso tecnológico durante los últimos cincuenta años (…) Pero en la década posterior a la crisis financiera mundial, el modelo está en cuestión, principalmente por centrarse en maximizar las ganancias y el valor de los accionistas. Es la hora de un reinicio» (https://aboutus.ft.com/press_release/ft-sets-the-agenda-with-new-brand-platform). La plataforma Business Roundtable, que reúne a 200 grandes empresas de EEUU, emitió un comunicado en el que se propugnaba redefinir los objetivos corporativos, abogando por abandonar el dogma de que el interés del accionista debe prevalecer sobre cualquier otro.
Proponen situar al accionista al mismo nivel que los trabajadores, los clientes, los proveedores y las comunidades. Y rematan: «Hay que proteger el medio ambiente y fomentar la diversidad, la inclusión, la dignidad y el respeto» https:// www. businessroundtable.org/business-roundtable-redefines-the-purpose-of-a-corporation-to-promote-an-economy-that-serves-all- americans). Sorprendente. No nos animemos: la duración de este paradigma es incierta. Pero tampoco será fácil revertirla.
Cuando existen crisis verdaderamente letales para el sistema económico, como la Gran Depresión (1929) la Gran Recesión (2008) o la Gran Reclusión (2020), los economistas abren su caja de herramientas y tratan de buscar nuevos instrumentos, o adaptar los ya conocidos, para aplicar a la economía cuando la crisis es considerada como muy grave. Porque repensar el capitalismo para evitar unos desequilibrios que son intrínsecos al propio sistema (esto nos lo enseñó Hyman Minsky: Estabilizando una economía inestable, Profit, Madrid, 2018), va a remarcar la perentoriedad por variar las pautas, las reglas y los condicionantes. Un cambio de paradigma para replantear el sistema económico…¿hasta cuándo?