Cuando Pedro Sánchez anunciaba hace meses que saldríamos más fuertes cuando pase la pandemia no engañaba a nadie. Pero no se refería a todos nosotros, que necesitaremos años para recuperarnos. Sánchez hablaba de los que tienen el carnet socialista, claro.
El mayor ejemplo es el de Bel Oliver , que lleva dos décadas ocupando cargos públicos y, como ha adelantado Preferente.com, ha sido colocada (no fichada) en la Organización Mundial del Turismo, una entidad que seguramente desaparecería y nadie se enteraría. Oliver cobrará la nada despreciable cantidad de 123.000 euros, además de 9.000 euros para el seguro de salud y algo más de 3.000 euros para viajes y otros gastos. La OMT recibirá su parte por las molestias. En total, colocar a Oliver en la OMT como «experta» costará a los ciudadanos 150.000 euros cada año. Una puerta giratoria como una catedral que ya no escandaliza a los dirigentes de Podemos, por cierto.
Recordemos la historia. En julio del año pasado, un periodista, desde su casa, conseguía el sello sanitario que gestionaba la Secretaría de Estado de Turismo para distinguir a todos aquellos establecimientos turísticos que cumplían todas las garantías sanitarias para acoger turistas. Evidentemente se demostraba que dicho sello no tenía ningún tipo de control y se concedía solo con pedirlo. Los hoteleros, ese mismo día, pidieron responsabilidades políticas y la ministra Reyes Maroto destituyó a las pocas horas a Bel Oliver.
Sin embargo, la noticia sobre la destitución del cargo más relevante que había en el Gobierno central de un político de Baleares quedó diluida cuando el PSOE balear anunciaba, como si se tratase de Messi , que la OMT había fichado a Oliver. De la destitución ni una palabra, claro. «Es una magnífica noticia para las Islas, pasando a ocupar un cargo de relevancia internacional en un momento de gran importancia para nuestra Comunidad, con la necesidad de reactivar nuestra principal industria afectada por la pandemia», valoraban los socialistas en un comunicado para salvar la imagen de su militante. El BOE ha demostrado que Oliver no ocupaba un cargo de gran relevancia en julio del pasado año, como se dijo, porque el convenio con la OMT ha entrado en vigor en febrero de este año. O sea, el BOE ha demostrado que Oliver dejó el cargo por el gran fiasco del sello sanitario y no para entrar en la OMT. Como se ha demostrado, además, el falso fichaje se ha producido siete meses después y la entidad no solo no paga el sueldo de Oliver sino que cobra también su parte. La imagen de la OMT tampoco ha quedado muy bien parada con este asunto.
A mí, la historia me parece un escándalo por cuatro motivos. Primero, por mentir y no explicar las verdaderas razones de la marcha de Oliver de la Secretaría de Estado de Turismo. Dos, por la utilización de 150.000 euros de dinero público para colocar a políticos que han fracaso en sus puestos políticos. Tres, que ningún alto cargo reivindique ya desde Baleares la importancia de tener un representante en el Gobierno central para influir y todas esas cosas. Cuatro, porque todo este despilfarro se produce en un momento delicado para miles de ciudadanos y empresas que llevan más de un año sin apenas ingresos y que tardarán tiempo en recuperarse. Se demuestra una vez más que, en lugar de hablar de subir impuestos, las administraciones podrían actuar con mucho más rigor económico y reducir gasto superfluo. Pero ya les anuncio que Oliver seguirá en el cargo mientras el PSOE gobierne y mientras nos hablarán de igualdad, de defender a las personas y todo lo demás.