En realidad la invasión de España por Madrid (que es España invadiendo España), sin parangón desde las de los vándalos y los alanos, empezó hace más de un año cuando la caudillesa insurrecta Ayuso estableció su campamento en el kilómetro cero de la Puerta del Sol, y desde allí comenzó a realizar incursiones radiales mediáticas, edificar fortificaciones y establecer puestos avanzados. Pero se trataba de maniobras de distracción, proclamas simbólicas y, aprovechando la pandemia, batallas propagandísticas destinadas más a ganar espacios en la actualidad diaria que territorio propiamente dicho. Hasta que habiendo logrado copar, con la inestimable ayuda de su prensa militarizada, la casi totalidad de las noticias que España puede generar entre telediario y telediario, y mediante el hábil recurso a la convocatoria de elecciones patrióticas en nombre la libertad, empezó la invasión en sí. Ahora mismo, la expansión de las fuerzas regulares madrileñas ya es imparable, no se habla de otra cosa, y podemos asegurar sin pecar de alarmistas que Madrid nos invade. Es decir, está invadiendo España.
Hasta Florentino Pérez , que es España dentro del Real Madrid, se movilizó de súbito por su cuenta, y como España se le queda pequeña, trató de invadir también Europa y el fútbol en general. Para salvarlos, naturalmente, con una Superliga presidida por él (acaudilla nivel Ayuso) y con lluvia de millones añadida. Parece que esta carga de caballería financiera fracasó como la brigada ligera de los británicos en Balaclava, pero sólo por el momento. Y si la expansión de Madrid pretende abarcar también el fútbol mundial, es que nos están invadiendo en toda regla. Raro que ningún telediario haya alertado a la población al grito de «¡Nos invaden, nos invaden…!». Igual es que los noticiarios forman parte de estas fuerzas invasoras visigodas, en las que participan todos los grupos políticos españoles, y alguno más, hipotéticamente de izquierdas pero que se llama Más Madrid. Más Madrid todavía, por decirlo sin pelos en la lengua. ¿Y qué hacer ante tamaña invasión? Hay cuatro opciones clásicas, no tres. Pasar a la clandestinidad, echarse al monte, sumarse a la resistencia y hacer como si no. Esta última es la menos fatigosa. Considerarlo un asunto interno de España. ¡España invade España!