Decía Roberto Bolaño que nunca debíamos abordar los cuentos, su escritura, de uno en uno, ya que corríamos el peligro, si obrábamos así, de pasarnos la vida escribiendo el mismo cuento. Lo mismo podría decirse de la poesía. Escribamos nuestros poemas de tres en tres, de cinco en cinco, de nueve en nueve, pero nunca de uno en uno. Del mismo modo, nunca deberíamos leer los libros a la manera convencional, es decir, de uno en uno. Es conveniente tener varias lecturas en marcha, a poder ser de géneros diferentes, lecturas lo suficientemente dispares entre sí para no olvidar la diversidad de voces de que está hecho el mundo, para no caer en la estrechez de miras, en el anquilosamiento. Después de un capítulo de la novela Salvatierra , de Pedro Mairal , leamos un cuento de María Fernanda Ampuero, uno de su última colección de cuentos, Sacrificios humanos , y después un poema de Joan Margarit , y después un ensayo-bonsái de Michel de Montaigne , y después, ya por último, uno de esos relatos maravillosos de Lucia Berlin . Esto es algo que un político no haría nunca, por eso es necesario que usted lo haga. Es más importante, sí, de lo que puede parecer.
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