El monumento de Sa Faixina es franquista. Qué si no iba a ser. Pretender cualquier otra cosa entra en el terreno de lo paranormal. Fue levantado en memoria de los muertos por el hundimiento de un barco de guerra franquista, lo impulsaron franquistas, las autoridades franquistas lo jalearon, los medios de comunicación franquistas lo glosaron, los religiosos franquistas lo bendijeron... Claro que es franquista. Y no debería estar en pie desde hace décadas.
Lo está sin embargo. Y porque hace unos años se le hizo un lavado ideológico discutible parece a ojos de muchos que ya no tiene connotaciones franquistas. Pues sí que las tiene. Claro que las tiene. Igual que las tendrá siempre el Valle de Sus Caídos en Madrid, porque fue edificado por prisioneros de guerra del franquismo para honrar a los caídos franquistas de la dictadura franquista. Y esto no va a cambiarse nunca. Igual que nunca se podrá cambiar el origen franquista del mamotreto de Sa Faixina.
Que la cosa sea franquista no significa, empero, que todos los que piden al ayuntamiento de Palma que no lo tire sean de ese sesgo ideológico. De hecho, con la excepción del círculo de siempre y de algunos ciudadanos de tan provecta edad como añoranza sienten por los felices años grises el resto de críticos son gentes que no pueden ser señalados de esa manera. De ahí que sobren algunas salidas de tono de políticos, como los de Més generalizando de forma absurda sobre el particular.
En esta historia el consistorio palmesano de PSOE, Més y Podemos (o cómo se llame su marca roja de conveniencia) no ha podido hacerlo peor. Si querían tirarlo deberían de haberlo hecho rápido y sin manías, no dejar coger ánimo y fuerza a los críticos.
No se entiende qué hace de pie el mamotreto franquista todavía. Debería haber desaparecido hace muchos años. No obstante aquí está. Ahora ya no hay salida buena para los del ayuntamiento: si lo tira, mal; si lo mantiene, igual.