El próximo enero veremos de nuevo a un presidente regional del PP y de Baleares sentado en el banquillo de los acusados. De los cinco presidentes del Govern que hemos tenido –Gabriel Cañellas, Cristòfol Soler, Jaume Matas, Francesc Antich y José Ramón Bauzá- dos de los tres del PP –Cañellas y Matas- habrán sido juzgados por delitos relacionados con el ejercicio presuntamente corrupto de la gestión presidencial. Muy edificante. El primero no fue condenado porque el delito –considerado probado- había prescrito. Veremos con el segundo fenómeno. Que tendrá que hacer frente a mogollón de juicios. Su calvario y nuestra vergüenza amenazan con durar todavía bastantes años. Los que fantasean con persecuciones judiciales, fiscales y policiales contra el PP y UM por interés político del PSOE –¡qué imaginación!- seguirán clamando por la presunción de inocencia, que nadie ha puesto en entredicho –o al menos no más que con cualquier otro potencial delincuente-, pero quizá no estaría de más reflexionar sobre este hecho: 28 años de autonomía, 5 presidentes y 2 en el banquillo de acusados. Una vergüenza, nuestra vergüenza, sobre la que nadie quiere dar explicación. ¿Acaso no la hay? ¿Es que somos así? ¿No nos importa?...
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