El Govern ha publicado los resultados de una encuesta sobre el uso del catalán en Baleares. A su vista los extremos, los que tanto se parecen, se han hermanado como siempre en el exceso. Para unos, tan supuestamente parco uso de la lengua histórica, así como que sólo un tercio la considere su idioma, es un drama que apremia a tomar decisiones graves para impulsarla socialmente. Para otros, es la prueba de que la imposición del catalán ha fracasado, nada menos. En el medio, para mí que a la inmensa mayoría de la población la deja fría como un témpano que el idioma histórico sea usado más o menos o considerado como propio o ajeno. Para esos extremos lingüifílicos la excepcionalidad, el exceso, es la salsa en la que se siente cómodos, pero son sólo anécdotas sociales. Y pensar que algunos partidos pretenden sacar cabeza sobre uno u otro. Aviados están. Casi todos los ciudadanos son más inteligentes y no pierden el tiempo con esas tonterías
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