¿Si UM cambia de nombre se le solucionarán sus problemas? ¿Por qué temen tanto en UM a la Lliga Regionalista de Jaume Font? ¿A qué se debe que la nueva dirección se enfrente a un nuevo caso de posible corrupción de un dirigente, como es Catalina Julve, igual que las anteriores se enfrentaban a los que les surgían a la sazón? ¿Está realmente amortizada UM por sus votantes?... Quizá todos estos interrogantes no tendrían razón de ser si UM hubiera aceptado hacer aquello que es lógico y normal en todos los partidos cuando hay problemas. Debatirlos internamente, confrontar proyectos y votar. Desde 2007 ha habido cuatro congresos, cuatros presidentes pero sin debate congresual, sin confrontación de proyectos Esta es la debilidad real de UM. Ha creído que el debate interno era peligroso. No, lo peligroso, ahora lo padece, es evitarlo. Y esta actitud, en medio de tanta crisis por los casos de corrupción, le ha puesto ante la posibilidad de la nada futura o de entregarse a la Lliga de Font.
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