La corrupción en Baleares es masiva. Ningún partido se ha enfrentado a ella. Incluso el (ex) Bloc, que no tiene imputados, se hizo el sueco durante años. Los cargos eran más importantes que la dignidad. Lo mismo ocurrió con el PP y el PSOE. UM es cosa diferente. No existe en el mundo democrático parangón de un partido tan infectado por la corrupción en términos proporcionales. Es cierto que delinquen las personas y no los partidos. Pero en UM son tantas y tantas las personas imputadas –de los electos al ayuntamiento de Palma, Consell y Parlamento todos menos Josep Melià están imputados, amén sus anteriores tres presidentes orgánicos, entre otros- para tan poca magnitud orgánica que es pertinente preguntarse qué pasaba en este partido y quién no estaba al cargo de lo que ocurría. Baleares es la región de España con más corrupción política conocida, y en la Galería de la Vergüenza doméstica UM se erige en líder por méritos propios y a años luz de cualquier otra formación, incluida el PP, que ya es decir.
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