El gobierno de Rubalcaba contestó muy bien el anuncio de tregua de ETA con la detención dos terroristas al día siguiente y al cabo de ocho días con diez detenidos más. Una buena manera de decirle a los nazis vascos que de negociación política nada de nada. Otra cosa es que se quiera, como la ultraderecha reclama, la humillación pública de los etarras. Eso no ocurrirá y hay que ir haciéndose a la idea. ETA está derrotada pero su desaparición no será en un momento concreto ni a través de una humillación tipo Versalles ni de un parte –“En el día de hoy, cautiva y desarmada”- victorioso. Irá siendo poco a poco y quiérase o no habrá que pagar un precio. No existirá ninguna negociación política, pero precio sí. El de ver, algún día, a los terroristas indultados –nunca a través de una amnistía general- por la calle. Primero a los que no tengan delitos de sangre y, luego, poco a poco, a los que sí. Quien diga que no será así, miente.
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