Mientras sigue el reguero de comparecencias forzadas, y algunas voluntarias, ante los jueces por parte de nuestros políticos, ex políticos, cargos y ex cargos, nadie atina a imaginar cómo evolucionará lo que resta de legislatura. El PSOE y Bloc echaron a UM y la semana pasada le suplicaron la presidencia del Parlamento. El PP no quiere mociones de censura, o sí, o quizá ahí sí y allí no, o no se sabe ni lo que hace ni lo que dice. Nadie está en su lugar.
Serán largos estos meses. Si algo hemos aprendido durante esta legislatura no es que no haya grandes diferencias entre los partidos, es que demasiado a menudo –ante la corrupción, ante la posibilidad de perder el poder o, en su caso, de cogerlo- se parecen como gotas de agua. Dicen que la abstención no sirve de nada. ¿Y votar? ¿Alguien puede asegurar que si hubiera elecciones ahora su voto serviría para cambiar, ni que fuese siquiera un pizca de casi nada, la degeneración actual? No creo.