Un informe de la AIReF (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal) alerta de que la presión demográfica que padece desde hace un tiempo Balears afecta también al gasto sanitario y educativo, por lo que se puede concluir que este imparable boom migratorio ha puesto en jaque la sostenibilidad del sistema.
No hay previsiones de que el aumento se modere, más bien todo lo contrario; así que todo apunta a que la población de las Islas continuará creciendo de forma exponencial. Un dato llama poderosamente la atención: en los últimos 20 años han llegado 300.000 nuevos residentes a Baleares, la mayoría de ellos migrantes, lo que supone un 40 % de incremento poblacional. Se trata de unas cifras gigantescas que están por encima de la capacidad de crecimiento y que merecen una profunda reflexión.
Un indicativo más
La presión aumenta durante algunos meses del año, especialmente con la masiva llegada de turistas, aunque se trata de un factor más en la ecuación. Baleares camina hacia el colapso y no es por el turismo. El informe de la AIReF es un indicativo más. Sin duda, la situación que se está viviendo precisa de soluciones y un plan a medio y largo plazo. Hasta ahora, nadie ha sido capaz de afrontar el problema y anticiparse a un escenario que empieza a ser muy preocupante. Mallorca no puede seguir recibiendo estos flujos de población año tras año.
Infraestructuras colapsadas
Con las actuales infraestructuras al borde del colapso y con la sanidad y la educación tensionadas al máximo -la emergencia habitacional es otro daño colateral-, es el momento de abordar la situación con seriedad y rigor. Es evidente que no existe una receta mágica para reconducir la situación, pero es imprescindible abordar el problema y tomar decisiones.
Las infraestructuras están colapsadas porque llevan desde 2007 sin hacer absolutamente nada, ni colegios, ni carreteras, ni desalinizadoras, ni rondas de circunvalación, ni hospitales. Nada. El denostado Govern de Jaime Matas fue el único ejecutivo que hizo algo, a años luz de los gobiernos, todos, de un color o de otro, que le siguieron. Y eso que Matas tuvo que acometer un sinfín de infraestructuras con el rechazo frontal de toda la izquierda política y mediática: "Qui estima Mallorca, no la destrueix". Y en estas estamos, con gobiernos cobardes que no quieren hacer nada para no salir escaldados en las urnas mientras la población crece sin parar. Los partidos, sean de un color u otro, solo piensan en sí mismos y no van a solucionar nada, salvo a sí mismos.