Un subinspector de la Policía Nacional de Palma será juzgado en la Audiencia Provincial por supuesta corrupción policial, tras dar un ‘chivatazo’ a un narco de Son Banya que permitió que se deshiciera del 88 por ciento de la cocaína que su organización escondía en dicho poblado. La gravísima filtración se produjo en el verano de 2022, justo antes de que la Guardia Civil y la Policía Nacional llevaran a cabo la ‘operación Atlántida- XGémina’, que se saldó con 28 detenidos. Los agentes llevaban meses tras los clanes de traficantes, y el soplo arruinó el operativo. Fue gracias a la confesión de uno de los arrestados, que reconoció que el mando de la Jefatura le había contado lo que iba a suceder, cómo se pudo determinar que había un ‘topo’ en la policía. Se trata, sin duda, de una conducta gravísima, que afortunadamente pudo ser atajada a tiempo por los propios compañeros del acusado. Las diligencias posteriores determinaron que este subinspector, cuya carrera hasta ese momento era inmaculada, tenía un trato «cercano y familiar» con el narcotraficante al que le dio el ‘chivatazo’.
Un caso aislado.
En cualquier caso, no hay que generalizar porque el comportamiento del resto de la plantilla de la Policía Nacional es impecable y los agentes y mandos llevan a cabo un trabajo ímprobo, con los limitados medios con los que a veces cuentan. Además, el daño a la imagen del Cuerpo es considerable cuando estalla un escándalo de estas características.
Todo el peso de la Ley.
Así pues, la Justicia debe descargar todo el peso de la Ley contra estos funcionarios policiales que, supuestamente, se pasan al ‘lado oscuro’. En este sentido, la Fiscalía pide dos años de cárcel, tres de inhabilitación y una multa de 11.250 euros para el acusado. La lucha contra la droga no puede permitirse la sombra de la duda policial.