El Govern de Marga Prohens aprobó este martes un plan urgente para captar y fidelizar a profesionales sanitarios en Baleares que garanticen la atención en el IB-Salut y ayuden a reducir las listas de espera. Este plan incluye la regulación jurídica de zonas de difícil cobertura, la declaración de nuevas áreas de muy difícil cobertura y, también, la supresión del conocimiento del catalán para acceder a los empleos en el IB-Salut. Según explicó la consellera de Salut, Manuela García, quienes no tengan un determinado nivel de catalán podrán ejercer y mientras tanto formarse para que los usuarios de los centros y hospitales de las Islas puedan utilizar las dos lenguas oficiales. En teoría, entonces, muy poca cosa ha variado con respecto a la situación anterior, cuando el requisito era certificar que en dos años se había conseguido entender la lengua propia.
Un problema político.
Y es que, en la práctica, el uso y el conocimiento del catalán no es un problema en la sanidad pública y si se ha dado algún caso, ha sido concreto y muy puntual. El tema de fondo con la lengua es político y de cara a la galería. Así lo dejó ver el líder nacional de Vox, Santiago Abascal, quien ayer mismo se atribuyó como propia esta modificación normativa «que produce efectos beneficiosos para los españoles». Sin embargo, lo que produciría «efectos beneficiosos» para la sociedad balear sería que todos los cuadros de la sanidad pública estuvieran completos. Y si no lo están, no es por culpa del uso o la ignorancia de la lengua propia. Ojalá ésta fuera la cuestión.
Una oferta laboral poco atractiva.
Y es que el requisito del catalán no es el «único motivo» que dificulta la cobertura de plazas en el IB-Salut, según explicó ayer con sensatez el vicepresidente Antoni Costa. La necesidad de mejorar las condiciones salariales y la falta de vivienda asequible son razones de mucho calado para atraer a quienes pueden encontrar trabajo en cualquier lugar de España.