En la recta final para las elecciones generales que se celebrarán el domingo, las encuestas de las empresas privadas publicadas ayer –último día en que la Ley Electoral permite su difusión– otorgan al PSOE una intención de voto del 28 por cien, el mismo porcentaje que obtuvo en las elecciones municipales y autonómicas celebradas el 28 de mayo. Al mismo tiempo pronostican una mayoría absoluta ajustada a la suma de los escaños de PP y Vox. La excepción la protagoniza el Centro de Estudios Sociológicos.
Este organismo de carácter público, dirigido por José Félix Tezanos, divulgó ayer un sondeo flash que anunció la victoria socialista: el PSOE ganaría las elecciones con el 32,2 por cien de los votos, seguido por el PP con el 30,8 por cien. El CIS empezó reconociendo la victoria para el PP, pero viró después del debate entre Pedro Sánchez y Núñez Feijóo y se inclinó, en solitario, por el triunfo electoral del PSOE. En este contexto de incertidumbre, los mercados aguardan con expectación los resultados del 23-J y el nuevo escenario político.
La formación del nuevo Gobierno.
La política fiscal del país, los bancos y la transición a la energía verde están en el punto de mira, y cualquier bloqueo político prolongado podría hacer mella en el índice bursátil español, que ha subido un 15 por cien en lo que va de año. Después del domingo se valorará la rapidez en la formación del nuevo Gobierno. La economía española ha resistido relativamente bien, pero se está ralentizando tras el repunte posterior a la pandemia. La elevada deuda de España, superior al 100 por cien, y el déficit del 4,8 por cien del PIB están en el punto de mira.
Tasa sobre las entidades financieras.
Los inversores están pendientes de lo que ocurrirá con la tasa del 4,8 por cien, aprobada en diciembre para dos años por el Gobierno Sánchez sobre el margen de intereses y las comisiones netas de los bancos superiores a 800 millones de euros. Todas estas cuestiones generan dudas que han de resolver las elecciones del 23-J.