Los datos del paro correspondientes al pasado marzo en España son, como poco, espectaculares. La cifra global de desempleados es la misma que en junio del pasado año, en plena temporada turística. En este contexto, el comportamiento del mercado laboral en Balears puede decirse que brilla con luz propia: descenso del 4,17 por ciento; líderes de toda España. La economía se ha reactivado con fuerza tras la pandemia, un claro esfuerzo por recuperar el tiempo perdido gracias, en parte, a la reactivación del sector turístico; clave para explicar los excelentes resultados en las Islas. Con todo, no se puede olvidar que todavía se contabilizan 2,86 millones de desempleados en nuestro país. Es un suelo que no se rompe ni en los momentos más dulces de la economía y que se perfila como un serio problema de futuro.
El liderazgo de Balears.
En todo este panorama, merece la pena destacar la excepción positiva de Balears, cuya tasa de paro desciende un 4,17 por ciento, más del doble de la media estatal, cuando la temporada turística apenas ha comenzado su andadura. Los esfuerzos empresariales e institucionales por desestacionalizar la principal fuente de riqueza para las Islas están dando resultados. El acelerón económico es tan fuerte que los empresarios insulares insisten en que la demanda laboral no cesa y la falta de profesionales para cubrirla es patente, una espiral que puede acabar generando dificultades a corto y medio plazo.
Alcanzar el equilibrio.
Más pronto que tarde, la sociedad balear deberá decidir su posición frente a los retos de futuro, cuya única premisa conocida es que el crecimiento exponencial y permanente es inviable. Aplicar criterios de sostenibilidad obliga a asumir factores de contención, decisiones que precisan del máximo consenso social y político. Es ahora, con el viento a favor, el momento adecuado para plantear el debate.