El gerente de Asaja, Joan Simonet, la principal organización empresarial agrícola de las Islas que además está integrada en la CAEB, advierte que el incremento del 8 por ciento en el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) tendrá un impacto en el aumento en el precio de los productos agrícolas y por extensión en la cesta de la compra. El escenario que se describe desde Asaja es consecuente con el marco de libre mercado en que se desenvuelve la economía española y europea, los agricultores y ganaderos –al igual que el resto de empresarios– deberán repercutir en el precio final el aumento de los costes, en este caso del personal a su cargo al que se le abona el SMI; que pasa a ser de 1.080 euros mensuales.
Efecto global.
El mundo agrícola no será el único afectado por la subida del SMI, todos los sectores productivos tendrán que asumir ese 8 por ciento de aumento dictado por el Gobierno. No cabe duda que el momento elegido es delicado, cuando las incertidumbres económicas provocadas por la guerra en Ucrania no han desaparecido y se está lejos de una deseable estabilidad. Sin embargo, resultaría injusto atribuir al nuevo SMI un papel determinante en las expectativas económicas de este ejercicio; serán otros los factores los que influirán en el balance final de nuestras empresas. El precio de los combustibles, la falta de materias primas, la demanda turística, el mercado inmobiliario, ... tienen un peso más determinante.
Apostar por la excelencia.
La economía balear debe centrar su apuesta en la excelencia, circunstancia que lleva aparejada una correcta retribución para los trabajadores; la batalla por los precios bajos ya no debe tener cabida en nuestro marco productivo. El mundo agrícola y ganadero de las Islas no puede quedar al margen de la apuesta por la calidad –como lo demuestran centenares de explotaciones cada día–, ese debe ser el objetivo.