Balears ha cerrado el ejercicio de 2022 con un balance excepcional en materia de creación de empleo, uno de los factores económicos con mayor impacto social. El impulso del sector turístico, coincidiendo con el final de la pandemia, ha situado a las Islas a la cabeza de todas las comunidades autónomas, con un incremento del 10,7 por ciento frente al 3,9 por ciento de la media estatal; las Islas han encadenado catorce meses consecutivos con máximos históricos de ocupación. No obstante, en las listas del paro todavía hay inscritos un total de 35.851 trabajadores.
El fin de la pandemia.
Los datos actuales contrastan, sin duda, con los que se manejaban durante la pandemia. El virus paralizó la llegada de visitantes y en consecuencia se disparó el cierre de establecimientos turísticos, las cifras del desempleo eran escalofriantes, como también lo era el cierre de empresas de todo tipo. Sin embargo, el vigor con el que durante el 2022 arrancó la economía balear ha permitido alcanzar auténticos hitos históricos en materia laboral; incluso por encima de las previsiones más optimistas. Esta situación, por fortuna, no sólo se ha circunscrito a la actividad relacionada con el turismo, incluso con ser la mayoritaria también ha sido perceptible el rebrote de la demanda en lo que podría considerarse actividades alternativas. La diversificación, aunque todavía con dificultades, ya es una realidad.
La profesionalidad avanza.
Otro aspecto notable en esta etapa hace referencia a la profesionalidad de la fuerza laboral en las Islas, la formación es ya una exigencia imprescindible en las nuevas contrataciones; una evolución del mercado gracias a un cambio de mentalidad empresarial. Una oferta de calidad requiere de un elevado nivel de exigencia. Esta situación casi privilegiada de las Islas genera un importante flujo migratorio que obliga a una respuesta por parte del conjunto de las administraciones. Todo un reto para este 2023.