Al día siguiente de haber publicado este diario que Baleares avanza hacia la superpoblación –el número de residentes ha crecido un 50 por ciento desde 2000, con la previsión de sumar 1,4 millones de habitantes en 2035–, Iago Negueruela, conseller de Model Econòmic, Turisme i Treball, evitó hablar de saturación y puso el acento en el pleno empleo; sin duda, un éxito vinculado a diversos aspectos, entre ellos, la propia gestión del Govern. Pero el debate está sobre la mesa. Como región insular que somos, los recursos –tanto naturales como los productos que es preciso importar para mantener la población local y los visitantes– y las capacidades están limitados y restringidos.
Cada isla, en función del territorio, sus infraestructuras, equipamientos y servicios, tiene unas determinadas posibilidades. De ahí que, en una temporada de récords –cuando las navieras duplican su flota en Baleares para atender, cada día, la gran demanda de productos; cuando se acentúa la sensación de agobio y saturación en playas, carreteras, terrazas, bares y restaurantes– emerge la controversia sobre el modelo turístico.
¿Crecer indefinidamente?
El debate se sustancia en una pregunta: ¿puede Balears seguir creciendo indefinidamente? Sostiene hoy Biel Barceló, vicepresidente del Govern y conseller de Turismo con Més per Mallorca de 2015 a 2017, que «ha faltado, y falta, una planificación estratégica a treinta años vista» y alude a «una planificación del modelo que queremos». La clave reside en que se puede mejorar el modelo, pero no «cambiarlo porque Balears nunca será Silicon Valley».
Un debate urgente y necesario.
El Govern, en los Acords de Bellver 2 –suscritos por PSIB-PSOE, Més per Mallorca y Podemos en junio de 2019– se comprometió a mantener la sostenibilidad ecológica, social y económica de Balears. Corresponde al Govern liderar este debate, urgente y necesario, para mejorar el modelo económico de la Comunitat.