A partir de este jueves, el uso de la mascarilla en la calle en España ya no será obligatorio, aunque se recomienda en las grandes concentraciones de personas. El máximo permitido en los aforos de los eventos deportivos aumenta y ya se vislumbra la recuperación de espectáculos y celebraciones tradicionales. Es un proceso que corre en paralelo al descenso en la cifra de contagios en la última ola, la sexta de la pandemia del coronavirus. Las comunidades autónomas reclaman una disminución de los días de cuarentena, aunque los expertos siguen aconsejando que se extremen las precauciones para evitar repuntes en el futuro. La mayoría de los países europeos también están rebajando sus restricciones, a pesar incluso de que en Alemania se siguen contabilizando puntas de contagios preocupantes.
Cansancio social.
Todas las proyecciones estadísticas coinciden en que en el transcurso de las próximas semanas se mantendrá la evolución a la baja en las cifras de contagios, mientras que la presión sobre la atención hospitalaria seguirá una evolución similar. El escenario, por tanto, se adivina muy diferente al de los últimos meses. Sus efectos más dramáticos se han suavizado gracias a la elevada tasa de vacunación que ha registrado nuestro país. Por fortuna, el movimiento antivacunas está siendo testimonial aquí al contrario que en otros países. El último ejemplo es Canadá. Con todo, es innegable que las medidas impuestas para tratar de contener la pandemia han generado un indudable hartazgo en amplias capas de la sociedad.
Consolidar la recuperación.
La pesadilla de la pandemia va quedando poco a poco atrás en la mayoría de los países occidentales, pero queda por resolver el reto de frenarla en los países sin recursos, como señala la Organización Mundial de la Salud. Es el momento de la solidaridad si se quiere abrir un espacio para la esperanza.