Baleares ha logrado salvar el veto al turismo británico que había impuesto el Gobierno de Boris Johnson. El control sanitario sobre la pandemia permitirá la llegada de turistas desde el Reino Unido siempre que tengan cubierta toda la pauta vacunal. La decisión, dada a conocer este jueves por la tarde por el titular de la Conselleria de Turisme, supone un cambio radical para poder salvar la temporada de este año; en especial, en Eivissa y Menorca o enclaves de Calvià y otros puntos de Mallorca donde la presencia británica es casi exclusiva. Lograr entrar en este selecto grupo del semáforo verde dictado por Londres es el resultado del esfuerzo por el control del virus en las Islas, pero también de la presión de grandes grupos empresariales muy perjudicados por el parón provocado desde el 10 de Downing Street.
Máximo control sanitario.
La lógica euforia por la apertura del mercado turístico desde Gran Bretaña no puede justificar una relajación en los controles sanitarios en su llegada a Balears. La exigencia del cumplimiento en las pautas de vacunación debe ser estricta. Las Islas no deben ser la vía de entrada de las nuevas variantes del virus y que han puesto en alerta a otros países europeos, como Alemania y Holanda, que han cerrado sus fronteras a los británicos por esta razón. Sobre esta cuestión, existe una lógica preocupación que debe quedar conjurada con eficacia desde Sanidad Exterior y la Conselleria de Salut.
Imagen exterior.
Balears tiene una buena imagen como destino turístico seguro, un valor que no puede quedar en entredicho por la falta de rigor en la exigencia de los controles. Trasladar lo ocurrido con los viajes de estudios y el contagio de centenares de jóvenes en Mallorca a la esfera de los mercados emisores turísticos puede tener consecuencias nefastas. Es un serio aviso que algunas patronales ya han advertido. No se puede lanzar por la borda todo lo conseguido.