El fenómeno paranormal de la carretera de Manacor no es el mundo al revés en un sentido literal ni paranormal, sino una ilusión fascinante causada por la interacción entre el terreno y nuestra percepción visual. Es algo que puede sorprender y maravillar a quienes lo experimentan, pero tiene una explicación racional y científica. No se trata de un fenómeno extraño, ni de una anomalía gravitacional o magnética real, sino de una ilusión óptica conocida como colina gravitacional.
Este tipo de fenómeno ocurre en ciertos lugares del mundo donde la disposición del terreno y el entorno visual engañan a la percepción humana, haciendo que parezca que las leyes de la gravedad se invierten: los objetos (como un coche en punto muerto) parecen subir una pendiente o frenarse al bajar, cuando en realidad el movimiento sigue las reglas físicas normales.
En el caso de la carretera entre Palma y Manacor, a la altura del Puig de Sant Miquel, es probable que la inclinación real del terreno no coincida con lo que el ojo humano percibe debido a la configuración del paisaje circundante. Por ejemplo: Si el horizonte visual está distorsionado por una pendiente más pronunciada en el fondo, una superficie que en realidad desciende suavemente puede parecer una subida.
En consecuencia, cuando dejas un coche en punto muerto en lo que parece ser una cuesta arriba, este se mueve hacia arriba porque en realidad está bajando una pendiente leve. Lo contrario ocurre en una aparente cuesta abajo, donde el coche se frena o retrocede porque el terreno en realidad sube, explican los expertos. Y es que este efecto está bien documentado y estudiado. No requiere ninguna fuerza sobrenatural ni anomalía magnética; es simplemente un truco de la percepción humana combinado con la topografía del lugar.
De hecho, en el mundo hay otros lugares en los que se produce la misma ilusión óptica que en Mallorca, como el Magnetic Hill en Canadá y el Mystery Spot en California o, en España, la carretera de Ronda-Algeciras en Málaga.
¿Por qué nos engaña nuestro cerebro?
Los físicos y geógrafos han analizado estos sitios y confirman que no hay anomalías gravitacionales ni magnéticas reales. La gravedad sigue actuando como siempre (9.8 m/s² hacia el centro de la Tierra), y el movimiento de los objetos responde a la inclinación real del terreno, no a la percibida. Estudios con niveles y mediciones precisas han demostrado que la pendiente va en dirección opuesta a lo que parece a simple vista.
Nuestro cerebro está acostumbrado a interpretar el mundo con base en suposiciones rápidas. Cuando las señales visuales no coinciden con la realidad física (por ejemplo, debido a una colina cercana que altera el horizonte), hacemos juicios incorrectos sobre la inclinación. Este tipo de ilusión es similar a otros trucos ópticos, como las imágenes de Escher o las habitaciones de Ames, donde la perspectiva engaña al ojo.