Juan Campos es uno de esos deejays que no necesitan presentación. Hablamos de uno de los selectores más solicitados en la Isla durante las últimas cinco décadas, residente en alguno de los templos musicales más reverenciados, donde lubricó las noches con una explosiva mezcla de sonidos bailables.
El mallorquín es historia viva del hall of dance, conocido por sus heterogéneas sesiones y por saber captar el pulso de su audiencia como nadie. Ha mezclado dance, pop y rock de todas las épocas, aunque fueron los 70 y 80 quienes asestaron el golpe más certero a su corazón. Rolling Stones, Tina Turner, Spandau Ballet, Aretha Franklin, Dan Hartman, Billy Ocean, The Commodores, Rod Stewart, nada escapa de su radar… Casi cualquier artista ha afianzado su éxito en la penumbra, allá donde brilla la bola de espejos, al son que marca nuestro protagonista. Al que entrevistamos con motivo del Día Internacional del DJ, hoy, 9 de marzo.

Una imagen de Juan Campos en la década de los 70.
La efeméride que rinde homenaje a la cultura del DJ es relativamente nueva, pues se instituyó en 2002 a partir de una idea de la fundación World DJ Found y la ONG Nordoff Robbins Music Therapy. Como datos curiosos cabría apuntar que el primer discjockey de la historia fue Ray Newby, tenía 16 años cuando comenzó a reproducir discos en la radio Charles Doc Herrold en 1909. Por su parte, la primera vez que se utilizó el término discjockey fue en 1935, de la mano del locutor estadounidense Walter Winchell, él fue quien tuvo la audaz ocurrencia de mezclar los conceptos disc (disco grabado) y jockey (jinete). Pero hay más: ¿saben cuando se construyó la primera mesa de mezclas? Este invento sin el que la figura del DJ jamás habría podido desarrollarse fue ideada en 1947 por el ingeniero de radio británico Ron Diggins. La montó sobre una base de madera de ataúd y la bautizó Diggola, contaba con dos platos, micrófonos, luces, altavoces y un amplificador.
Modas
Juan Campos atravesó modas, generaciones, sonidos y algún cambio tecnológico. Comenzó en noches repletas de mujeres con minifaldas, botas altas y peinados rebeldes; asistió al boom de la cultura de club haciendo bailar a jovenzuelos con plataformas, brillantina y un peine oculto en el bolsillo trasero y, cincuenta años más tarde, sigue marcando el ritmo de nuevas generaciones. ¿Cuál es el secreto de su longevidad? «Bebo agua, no tomo nada de alcohol ni fumo», confirma.
Cincuenta años de bailes avalan a nuestro protagonista, un DJ que jamás opera sujeto a un guión, lo hace en función «a lo que veo en la pista, siempre hay que estar pendiente de lo que sucede a tu alrededor para poder controlar la situación», apunta. Para él, los clásicos siempre serán modernos, «disfruto como un bobo con la música de los años 70; con los 80 me vuelvo majareta perdido y cuando miro a los 90 pienso en Riu Palace… Cuando menos disfruto es actualmente». Antes de finalizar le pregunto qué temas son su ‘sota, caballo y rey’: «mis infalibles son Abba, Tina Charles, Village People… pero siempre originales, ¿eh? estoy cansado de refritos», apunta este veterano ‘jinete de discos’ que dice reconocerse en la figura de Peter Pan: «Flipo cuando veo a la gente bailar, cuando me alzan el pulgar como aprobación, me rejuvenece».