Conocido como ‘El Matador’, Ilia Topuria es el hombre de moda. El luchador de artes marciales ha viajado este viernes, en vuelo privado, hasta Palma, en compañía de su chica, la bella empresaria venezolana Giorgina Uzcategui.
La pareja aterrizó al mediodía en el aeropuerto de Son Sant Joan y fue recogida por unos amigos. El grupo se desplazó hasta el centro de Palma, mirando escaparates hasta que entraron en la Relojería Alemana, de la calle Colom. Ilia, coleccionista y amante de los relojes, quiso visitar con su chica esta empresa, de la familia Fuster, que destaca por ofrecer las mejores marcas en relojes y es todo un referente de exclusividad. Durante casi dos horas, la pareja estuvo en el piso superior de la relojería. Un equipo de la relojería atendió a Ilia y Giorgina mostrándoles numerosas piezas. Entre conversaciones, entraban y salían de la zona exclusiva de la tienda. Estos movimientos se podían apreciar desde la calle a pesar de los cristales tintados. Rozando las tres del mediodía, Ilia salía de la Relojería Alemana de la mano de su novia y se subían a un vehículo que les esperaba en la calle. Tras cruzar el barrio de sa Gerreria, pasaron por las Avenidas hasta el Paseo Marítimo. Desde allí fueron al Portitxol, donde aparcaron y fueron caminando al conocido restaurante Sa Roqueta, propiedad de Toni Serapio.
Dos escoltas acompañaban a la pareja, que pese a ser muy conocidos pasaban desapercibidos entre la gente. A puertas del restaurante Sa Roqueta, Ilia y Giorgina saludaron a algunos de los invitados que compartirían, poco después, mesa con ellos. Fue una distendida comida a base de buenas carnes y pescado fresco, especialidad de la casa, acompañados de buenos vinos. Duró hasta las seis de la tarde, cuando la pareja se dirigió al aeropuerto para regresar a Madrid.
Visita fugaz
Durante esta visita, Topuria y su novia, además de madre de la segunda hija del luchador, prácticamente no vieron nada. Tan solo dedicaron el viaje a ir a comprar a la Relojería Alemana y comer en el restaurante Sa Roqueta del Portitxol. Hombre de puños de acero y corazón de algodón, ha cosechado una gran fortuna durante su dura carrera. Si nos basamos en uno de sus últimos combate, Topuria se embolsó ante Volanovski hasta 2,7 millones de dólares. Se podría pensar que quería invertir parte de esas ganancias en un buen recuerdo y como es buen amante de la exclusividad y los relojes, pudo pensar en ir a la Relojería Alemana, donde se le vio muy familiarizado con la nueva generación de la familia Fuster.
El fenómeno desatado por las victorias del hispanogeorgiano ha conquistado a una generación joven que se mide por millones de seguidores en redes sociales. Solo él conoce su camino de sacrificios y luchas, forjado por el carácter de unos padres emigrantes trabajadores.