Como cada año, varios miles de palmesanos se han dado cita este domingo en el Parc de la Mar bien pertrechados con pistolas de agua, cubos y todo tipo de artilugios caseros y recipientes, para batirse en una multitudinaria y festiva batalla entre Canamunt y Canavall, los históricos barrios rivales de la capital balear.
No han faltado soldados en esta peculiar batalla, a pesar de que, como informó Ultima Hora en estas páginas sus organizadores advirtieron hace unas semanas que esta ya tradicional celebración ciudadana estaba «en peligro por 'ghosting 'institucional». Finalmente, «gracias a esta denuncia, el Ayuntamiento hizo una convocatoria exprés para facilitar que hiciéramos la fiesta, pero solo reaccionó cuando nos quejamos en prensa, y además se hizo de forma muy irregular. No nos parece justo, porque en Palma hay muchas más entidades que también quieren hacer actividades», denuncia Laura Velilla, de Orgull Llonguet, entidad que organiza esta fiesta popular autogestionada, que se autofinancia con la venta de camisetas y la barra.
Es por ello que, como novedad, este año hubo un nuevo sistema de precios en la barra de la fiesta. Aquellos que habían comprado la camiseta oficial accedieron a precios más baratos en sus consumiciones, además de tener derecho a una cola más rápida. «Es una manera de incentivar que la gente ponga su granito de arena, de cara a poder volver a celebrar esta fiesta popular el año que viene», explica Velilla. Como es tradición, los contendientes concentraron sus fuerzas en los momentos previos a la batalla: los de Canamunt, de rojo, en la plaza Sant Jeroni, y los de Canavall, de amarillo, en la plaza Drassanes.
«He venido con familiares y compañeros de trabajo. Somos unos 30 o 40», explica David Herrera, quien participa por tercera vez en el evento, arrastrando un carro de la compra lleno de materiales para la fiesta. «Traemos algo de comida para picar y todo tipo de inventos para que no nos falte el agua: recargas, garrafas, bidones,...», enumera. «Me parece una fiesta muy singular y divertida para todas las edades, desde niños hasta abuelos», destaca David, quien adelanta que el año que viene vendrá por primera vez con su hijo, que ya tendrá cinco años.
Quien sí ha venido con niños este año es Marina Puigserver, acompañada de sus sobrinos Ainara, de seis años, y Aitor, de ocho, que se estrenan en la batalla. «Nos gusta, porque nos podemos disparar en toda la cara», valoran. «Me encanta que haya este ambientazo en Palma ciudad y disfruto mucho del reencuentro con amigos en esta fiesta», incide por su parte Marina.
Tras un fin de semana de fiesta que arrancó el viernes con la cena de 'colles', a la que acudieron unas 200 personas, las fiestas populares de Canamunt i Canavall concluirán este lunes a partir de las 19:30 horas frente a la Iglesia de Santa Eulàlia con el tradicional Entierro d'en Berga.