A lo largo de la historia, elegir el título o nombre de un proyecto ha sido siempre un arte. Un buen nombre puede ayudar a impulsar una película, un disco o, en este caso, de locales comerciales. Es el caso de los cinco negocios de Palma que protagonizan este reportaje.
El primer ejemplo es Neko, una tienda de artículos del mundo del manga y anime. Lo llamativo de este caso, aparte de su título, que es gato en japonés, es el cartel de la fachada escrito en japonés, o eso parece. Marco Reis, su dueño, revela el truco. «Simulé los kanjis del logo. Si te fijas, las letras ponen el nombre real de la tienda. Toda la grafía la hice desde cero», explica Reis, diseñador gráfico de formación.
Del gato a la cabra no dejamos el mundo animal para contar la historia de La cabra feliz, un bar vegetariano regentado por Giuditta Labonia. El nombre pretende ser fiel a sus principios. «El único producto animal que usamos, aparte de huevos ecológicos, es la leche de cabra. Viven libres y felices, de allí el nombre, que queríamos que fuese llamativo».
Cabezota es una tienda de ropa femenina situada cerca de la plaza de Cort. Desconocemos por qué sus dueños bautizaron el negocio con esta típica palabra española que hace referencia a una persona terca, obstinada, que no da su brazo a torcer para imponer su criterio delante de una situación.
Laura Cuesta es una de las camareras del restaurante La Lianta. «El anterior local se llamaba La Liana, y al dueño se le ocurrió añadir una letra. Aquí mandan las liantas, ya que las trabajadoras somos mujeres», explica riendo.
El Corte Chino fue de los primeros bazares asiáticos en la plaza de Toros. Es el único comercio que no está en activo. Su nombre, una clara referencia a una conocida cadena de grandes almacenes, no dejó indiferente hace casi dos décadas.