El domingo es un día de gran actividad en la Rafa Nadal Academy, pero la jornada de esta semana tuvo un movimiento muy especial gracias a la reconocida bailarina y coreógrafa Gisela Schwartz y la doctora en Neurociencia, Nazareth Castellanos. Ambas realizaron un encuentro donde explicaron a los asistentes los beneficios que produce la danza en la salud del cerebro.
Nazareth Castellanos es licenciada en Física Teórica y doctora en Neurociencia por la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid. Lleva más de veinte años dedicada a la investigación científica de la actividad cerebral. La interesante charla cautivó a los asistentes a la cita que pusieron gran atención en las explicaciones, basadas en sus propias experiencias y en la evidencia científica de los estudios que existen al respecto, además de estar centradas en los beneficios que aportan los movimientos y el realizar danza, a la salud de nuestro cerebro.
‘Danzar y conectar' es el movimiento creado por Gisela Schwartz, que comenzó el pasado año y cuyo lema principal es ‘Todos podemos bailar'. «No importa la edad, no importan los cuerpos, ni los estilos. Todos son bienvenidos», asegura la experta en baile. Tras el análisis científico de los beneficios del baile realizado por Nazareth, Gisela realizó una clase para todos los presentes donde se aplicaron las técnicas de ritmo y movimiento que permiten vivir en el cuerpo la teoría compartida previamente por la doctora. Tras la relajante y práctica sesión se llevó a cabo una especial sesión, a modo de conversación, como colofón final del evento, en el que las protagonistas respondieron a todas las preguntas, curiosidades y dudas de las alumnas.
Schwartz danzó casi siempre en soledad en distintos estudios de Buenos Aires, Miami, Madrid, Londres y otras ciudades. Durante su trayectoria profesional, hizo un paréntesis aunque su pasión por el baile siempre estuvo presente. Ya acompañada por sus tres hijas mayores, decidió volver a los salones con barras y espejos y se dejó conmover por las figuras que ella y sus alumnas son capaces de crear. Su vuelta a su actividad destila esa pasión por el mundo de la danza, que tanto ama.
Muy lejos del esquema clásico para la formación y la ideación de movimientos, Gisela dirige clases para quienes tienen ganas de indagar en el arte kinético. «Todas podemos bailar, todas las edades, todos los cuerpos, todas las maneras conectan», señala con una sonrisa.