El 17 de diciembre de 1989 se emitía el primer capítulo de Los Simpson, una sátira inconfundible de la sociedad estadounidense presentada en formato animado y narrado desde la perspectiva de una familia pelín disfuncional, residente en la ciudad ficticia de Springfield. Marge, Homer, Lisa, Bart y Maggie celebran, hoy 19 de abril, su efeméride: el Día Mundial de Los Simpson. Una fecha instaurada en 2017 con motivo del 30 aniversario del estreno del primer corto protagonizado por la carismática familia, incluido en El show de Tracey Ullman.
Los Simpson es uno de los iconos televisivos más longevos, prolíficos y lucrativos, pero, como todo en la vida, tendrá un fin. A falta de una fecha concreta, sabemos que el próximo año se emitirán por última vez nuevos episodios, correspondientes a la temporada 36 de este formato que ha cautivado al público con una galería de personajes que «generan empatía, consiguen que nos identifiquemos con lo peor de la cotidianeidad. Son el lado oscuro del costumbrismo de la clase media. Todo aquello que no reconocemos ser, y que ocultamos tras una sonrisa y una pose hipócrita de comportamiento moral y éticamente aceptado», desliza el crítico cinematográfico y aficionado a la serie Javier Matesanz.
Asegura Matt Groening, creador de la serie, que diseñó a sus personajes en tan solo quince minutos. No sorprende su presteza, pues «las andanzas familiares de los Simpson están inspiradas en su familia». Otro aspecto remarcable es su capacidad para evolucionar con los tiempos, dejando atrás sus inicios analógicos para adaptarse con naturalidad a nuestra realidad digital, siendo la única serie de dibujos animados transgeneracional.
«Esta evolución era inevitable para conseguir mantenerse en la parrilla durante tres décadas. El secreto del éxito de la serie es satirizar la actualidad, por lo que no puede quedarse anclada en el pasado o el producto quedaría trasnochado de inmediato». No obstante, su éxito se diluyó al trasladarse a la gran pantalla. «Fue un fiasco que no convenció a nadie», pese a que su rendimiento en taquilla fue harina de otro costal, «fueron muchos fans que no quisieron perdérsela. Yo incluido. Pero el descontento generalizado frustró posibles continuaciones», agrega.
Además de legarnos grandes momentos, Los Simpson han enriquecido nuestro vocabulario cotidiano con incontables frases y expresiones, como ese risible ‘multiplícate por cero' de Bart. «Cuando una serie alcanza una popularidad tan grande y alargada en el tiempo siempre acaba por crear tendencias. Menos mal que no en el peinado de Marge. Pero cuántos bares de Moe hay por todo el mundo, la cerveza Duff se ha comercializado de verdad, e incluso ha habido palabras inventadas en la serie que han acabado siendo incluidas en el diccionario».
De su jugosa galería de personajes, todos ellos de contrastada eficacia, «Bart siempre fue el que más gracia me hizo», reconoce Matesanz, del que destaca «su capacidad de asombro, combinada con un talento infinito para equivocarse». También destaca el experto a «Itchy & Scratchy, creaciones de Krusty el Payaso. Tele dentro de la tele, una serie en la serie, un disparate sin límites para el mal gusto y el humor siniestro. ¡Qué bestias son! Pura gamberrada».