Los expertos prevén un empeoramiento del pico de alergia primaveral tras las lluvias registradas a finales de marzo, ya que las precipitaciones han nutrido plantas y árboles y se espera un aumento de la polinización por la subida de las temperaturas.
En los últimos años se ha incrementado el número de alérgicos a pólenes, que sufren desde síntomas leves, como lagrimeo y estornudos, hasta «auténticos problemas de respiración con falta de aire y brotes de tos que requieren visitas a Urgencias», apunta la jefa de Alergología del Hospital Quirónsalud Málaga, Leticia Herrero. El aumento de temperaturas y la contaminación facilitan que las partículas alergénicas de los pólenes lleguen de forma más intensa a las vías respiratorias de los pacientes alérgicos. Un mismo paciente puede ser alérgico a los ácaros del polvo, a los pólenes e incluso a otros alérgenos, como epitelios de animales u hongos de la humedad.
Lo peculiar de este perfil, explica la alergóloga, es que «cuando llueve en primavera, a pesar de que el polen del ambiente se limpia», como también hay sensibilización a ácaros, estos pacientes «pueden llegar a empeorar sus síntomas porque la humedad posibilita un aumento de ácaros en el ambiente». Tras la lluvia llega un aumento de polinización por la subida de las temperaturas, con lo cual pacientes con este tipo de perfil «pueden no encontrar alivio» hasta el verano, indica.
Durante abril se seguirá viendo un incremento de la polinización, sobre todo de gramíneas y urticáceas, y a final de mes aparecerá el del olivo, dependiendo de las zonas geográficas. En cuanto a la diferencia de síntomas, la doctora Herrero afirma que los pólenes son más incisivos en los síntomas nasales y oculares, con la aparición de estornudos, goteo nasal, junto con ojo rojo, lagrimeo y picor ocular, además de dificultad respiratoria, tos y ruidos respiratorios como silbidos.
Los ácaros del polvo en ocasiones simulan los síntomas de un resfriado, si bien éste no se extiende más allá de la semana. Los expertos recomiendan un plan individualizado para cada paciente, en el que se estudie la posibilidad de realizar inmunoterapia frente al alérgeno al que presenta anticuerpos con el fin de mejorar su calidad de vida.