Se dice que la lactancia materna establece un vínculo especial entre madres e hijos. Sin embargo, se presta poca atención a todas las ramificaciones físicas y emocionales que conlleva alimentar a un recién nacido. A pesar de los beneficios de la lactancia materna, las circunstancias que enfrentan las madres pueden obstaculizar la implementación de esta práctica, a pesar de ser un proceso natural. Dada estas dificultades es esencial introducir iniciativas que asistan a las madres en el transcurso de este periodo. Con este propósito, Elena Torrens, enfermera especializada en neonatos, se ha embarcado en el proyecto @elenatorrens.ibclc, cuyo objetivo es acompañar a todas las madres durante los diferentes procesos físicos y emocionales. Torrens es consultora certificada en lactancia materna, IBCLC (International Board Certified Lactation Consultant). Se trata de una profesional de la salud especializada en el manejo clínico de la lactancia materna.
Para Torrens contar con este certificado es el requisito mínimo que debe tener un profesional de la salud que atienda a una madre en el periodo de lactancia. «Cuando acompañas a un madre en su periodo de lactancia, de postparto y crianza no solo es importante el manejo clínico, sino también saber cómo empoderarla. Tenemos que dejar de infantilizar la maternidad», sostiene. Y añade que, «no hay nada más poderosos que una mujer pariendo, porque está dando vida. Por tanto, en el momento que se atiende a una madre y no se le da toda la información, no la dejas decidir sobre qué quiere hacer. No se le está dando poder de decisión».
Torrens explica que cuando una mujer se queda embaraza y, después en la crianza, ocurre un fenómeno al que se le denomina matrescencia. Este término lo acuñó la antropóloga Dana Louse Rahpael en los años setenta y, los estudios a lo largo del tiempo avalan que el embarazo cambia irreversiblemente el cerebro y en esa misma dirección se está demostrando científicamente que son cambios muy parecidos a los que se dan en el cerebro de los adolescentes. «Cuando un niño nace, también nace una madre y muere parte de la mujer que era antes. Y esto es inevitable porque fisiológicamente se producen cambios. El cerebro se modifica y el cuerpo se prepara para criar a un bebé. Es un etapa muy vulnerable y una madre en matrescencia es muy influenciable». Además, la experta señala que «las madres necesitan red de soporte, tribu, y políticas reales para poder decidir cómo quieren criar a sus hijos. Necesitamos una sociedad que, al igual que se trabaja y comprende la vulnerabilidad en la adolescencia, vea la matrescencia con la misma importancia». Uno de los puntos clave que trata Torrens es el empoderamiento de la mujer lactante. Y explica que, «consiste en dar a esa madre toda la información y preguntarle cuáles son sus preferencias para que ella sea capaz de tomar decisiones en base a toda esa información. La lactancia materna es lo mejor para el bebé, pero esa madre necesita tener toda la información para decidir si quiere o no una lactancia materna exclusiva, mixta o artificial. Y hay que respetarlo. Lo que no podemos hacer es infantilizarlas y decidir por ellas».
Torrens cuenta que en los 20 años que lleva trabajando atendiendo a madres jamás se ha encontrado con una que no quiera lo mejor para sus hijos. «Las madres hacen lo que hacen creyendo que es lo mejor, pero muchas de ellas toman decisiones sin tener toda la información o una información sesgada. La lactancia materna va más allá de una madre, un bebé y una teta. La lactancia no es blanca o negra, ya que cada familia tiene que encontrar esos colores que se adapten a sus necesidades, y a su situación de vida».
Torrens aclara que a diferencia del bebé, la lactancia no es instintiva para la madre, sino cultural. «Arrastramos la cultura del biberón de los 70, donde nos hicieron creer a la mujeres la importancia de introducirnos rápidamente en el mundo laboral y por tanto que la leche artificial era mejor que la materna y esto es una información sesgada. Hay que respetar que una madre decida empezar a trabajar lo antes posible o que decida renunciar a su carrera profesional para criar a su bebé. Pero ojo: siempre con toda la información. La buena y la no tan buena». Por tanto, a la hora se saber qué necesita una madre recién estrenada en su maternidad, Torrens manifiesta que «respeto, información, acompañamiento, soporte y sobre todo que no se la juzgue. Esto dará lugar a que confíe en ella».