La casualidad y una creatividad desbordante transformaron el febril universo personal de Venga Monjas en una causa de culto, todo un desafío para los convencionalismos de la risa. Ahora, Xavi Daura, parte de este binomio humorístico catalán, se desempeña en solitario. El ciclo Rívoli Comedy le acoge mañana, a partir de las 22.00, en la palmesana sala Rívoli. Llega con XD (La nueva hora de stand up de Xavi Daura). Fíjese, querido lector, que ‘XD' son las siglas de su nombre. ¿A qué está esperando la NASA para reclutar a tamaña mente?
¿Cuáles son las líneas maestras de ‘XD'?
El punto de partida soy yo en el escenario desarrollando unos chistes…
¿Qué inspira su comicidad?
Sobre todo las tonterías. Mira, una vez una señora que vino a un show acompañando a su hijo me dijo que yo era muy listo y muy tonto a la vez. Así es mi comicidad.
En su bis humorística prevalecen dos miradas, una instalada en la ternura y otra en la caricatura ¿cómo se le saca partido a esa contradicción?
Para mí lo bonito es transmitir un mensaje, emocionar, pasarlo bien, pero sin más pretensiones que hablar de lo primero que me venga a la cabeza.
¿La mejor improvisación es la calculada?
Tengo un material probado y me conozco mis textos, pero no soy un tipo de cómico que se aprenda el texto. El texto solo me sirve de referencia para ir improvisando cosas.
¿Es fácil trasladar a un formato guionizado el caos y la espontaneidad de los vídeos de Venga Monjas?
En los shows de Venga Monjas yo tenía mi rato en solitario en el escenario, y ya entonces lo que hacía era stand-up.
¿Qué es lo que más le atrae del ‘stand-up'?
El hecho de que esté solo en un escenario con un micro. Solo con eso podemos armar un espectáculo con cara y ojos. Puede salir un churro o algo genial.
¿Es posible llegar a un público masivo sin sacrificar su estilo ‘outsider'?
Creo que es posible llegar a un público grande sin sacrificar lo que quieres hacer. Mira, si cojo un chiste de un cómico convencional como Leo Harlem y lo cuento a mi estilo la gente lo interpretará como un chiste outsider...
¿Humor e inteligencia van siempre unidos o hay tontos muy graciosos?
(Risas). Creo que hay tontos muy graciosos, pero eso también los hace inteligentes.
Aunque su fin es terapéutico, el humor puede herir sensibilidades, ¿es difícil mantener sus límites sin despojarlo de su esencia?
Como cómico tengo un repertorio y sé que parte puede generar malestar. Hay material que sirve en todas partes y otro no, mi trabajo es seleccionar donde puedo utilizar esto o aquello. No es una cuestión de complacer al público tanto como de estar cómodo con mi material.
Si llevamos al diván el sentido del humor de este país, ¿cuál sería su diagnóstico?
Creo que este país tiene mucho cachondeo.
‘Bravo' ha sido su delirante debut literario, protagonizado por un entrenador de primera división de fútbol, ¿hay mucha comedia en el fútbol?
Soy cero futbolero, y tuve que investigar porque veía muchas situaciones ridículas que me hacían gracia. Cuando lo estudié vi que el fútbol es más complicado de lo que imaginaba, y se presta mucho al humor porque genera situaciones contradictorias muy locas.