Para Pau Coca, ‘Màgic Pau', (Barcelona, 1983), la calle es su escenario. Armado con una baraja de póquer recorre desde hace una década las terrazas de los bares del centro de Palma durante las noches de los fines de semana realizando trucos a todo el que quiera ser testigo de lo imposible mientras toma algo junto a sus amigos.
Coca ha trabajado como actor, actualmente es telefonista y explica que «la idea de hacer magia en la calle la cogí de uno de los programas de televisión del Mago Pop (Antonio Díaz) en los que aparte de hacer trucos a famosos caminaba por Barcelona y hacía magia a gente. Hará unos ocho o nueve años empecé a moverme por terrazas, discotecas y en una noche puedo actuar para unas cien personas. Nunca estoy las mismas horas pero fácilmente puedo empezar a las 20:30 y llegar a la 1:30 de la madrugada a casa. Hago juegos de cartas rápidos que a la gente le gustan y puedo ir de mesa en mesa haciendo trucos diferentes. Yo no cobro pero si alguien me quiere invitar a algo no digo que no. Además he conocido a mucha gente que luego me ha contratado para eventos privados».
El mago guarda una baraja de recuerdos y experiencias que va desgranando: «Hace un par de años en las fiestas de Artà le hice un par de trucos a una pareja de italianos y cuando acabé él empezó a llorar de la emoción. También me han pasado cosas un poco desagradables como cuando actué para otra pareja, ella me pidió que le contara el secreto y, al decirle que no, me tiró una copa de vino encima». A pesar de todo, hace un balance más que positivo de su trayectoria en la que combina las actuaciones callejeras con funciones para eventos.
«Uno de los tipos de magia que más gustan es el ‘pick pocket' que consiste en robar un objeto a la persona que tienes delante. Estoy trabajando para usar esta técnica en las fiestas de divorcios y quitarle el anillo a la novia y ponérselo al suegro... En este tipo de celebraciones, las dos partes se ponen de acuerdo para comunicar a sus familias y amigos que su relación ha terminado. Desde que salimos del confinamiento habré hecho unas doce, dos en Mallorca».
Experiencias
Le preguntamos cuál es la actuación más inverosímil que ha realizado a lo que responde sin dudar que fue una boda canina. El ilusionista explica que «conocí a una pareja de unos 40 años en un bar de la Ruta Martiana y después de hacerles unos trucos me preguntaron si hacía eventos, contesté que sí y cuando les pedí de donde eran me dijeron que daneses, después les dije si hablaban inglés y fue cuando me respondieron ‘no, son gran daneses'. Pensé que me estaban tomando el pelo, pero al recibir el Bizum supe que iba en serio». El mago añade que «la boda se celebró en un hotel de cinco estrellas a las afueras de Madrid. Los organizadores se gastaron 12.000 euros en alquilar el salón donde se celebró el enlace y la ceremonia duró una hora y media. Había 150 perros y unos 90 humanos. La mayoría de los animales vestían de esmoquin, algún bulldog francés llevaba tutú… Al ‘novio' le hice el típico truco de sacarle una moneda de detrás de la oreja pero en vez de con una moneda fue con una chuche. El discurso de uno de los dueños lo tengo grabado en la cabeza: ‘te recogí de la carretera cuando eras un cachorro malherido, te cuidé, te abracé, hasta que un día te llevé al parque y conociste a Trixie…'». Màgic Pau concluye la anécdota explicando un detalle que le llamó la atención. «Una cosa muy curiosa es que en la sala había unos hombres vestidos de traje estratégicamente colocados para recoger los excrementos de los perros lo más rápido posible. No volveré a actuar en cosas así, me han ofrecido alguna más y he dicho que no», relata.
Funeral
Màgic Pau también rechazó actuar en un funeral. «Los padres del joven, al que le encantaba la magia, me pidieron si podía hacer un par de trucos durante la misa. Me tenía que subir al púlpito y mi imagen iba a ser mostrada con un proyector de vídeo. Evidentemente, me negué», zanja Coca.