Yuri Guerrero podría ser la persona que más está haciendo por la inmigración en la Isla. Y lo hace a través de algo que domina, porque, hace años, fue su vida: el fútbol. Y lo está consiguiendo por medio de dos ligas en las que participan equipos formados exclusivamente por inmigrantes que viven en Mallorca, ligas denominadas Liga Mallorca Over 40 y Liga Mallorca Masters 50, esta también conocida por Torneo Fierros viejos, y que reúnen entre las dos a unos 30 equipos, que disputan los partidos los domingos en el campo Miguel Nadal, por lo que pagan un alquiler, «y en el que nos pasamos todo el día, y al decir pasamos -matiza-, me refiero entre jugadores y seguidores, unas mil personas, donde, además de animar a nuestros equipos, socializamos, nos hacemos amigos, nos ayudamos. En una palabra, contribuimos a mejorar la imagen del inmigrante».
Futbolista profesional
Yuri nació en Guayaquil (Ecuador). Allí jugó a fútbol, en el Barcelona de Ecuador, quien pagó por su fichaje 250.000.000 sucres, mucho dinero por entonces, cobrando él unos 200.000 sucres cada mes, «lo cual me permitía vivir del fútbol… Aunque me retiré joven, a los 23 años. Y a partir de ahí trabajé como cámara de TV en la sección de Noticias, especialmente en temas políticos y de sucesos. Tiempo después lo dejé y me fui a Venezuela, dónde me enrolé como jugador profesional de fútbol sala, trasmitido por televisión, para, por último, establecerme en Estados Unidos, trabajando con un familiar en estructuras de edificios.
Y como en Mallorca también tenía familiares y amigos, unos y otros me hablaron de la Isla y de que había trabajo en construcción, y… Pues que no me lo pensé y me vine. De eso hace 25 años… Sí, teniendo yo 38, viajé a Mallorca, trabajé mucho en la construcción…. Pero tuve un infarto a raíz de la muerte de mi madre, a la que enterré en Palma. Su muerte me afectó muchísimo, ¿sabe?, pues estaba conmigo, aparte de que era una gran mujer.
Y entre lo afectado que me quedé por la pérdida de mi madre, y no totalmente repuesto del infarto, me retiré. Y como tenía todo el tiempo para mi, y viendo que en la Isla había muchos inmigrantes a los que les gustaba el fútbol, pensé que a través de éste se podría conseguir una mayor y mejor integración de éstos, y que juntos se podrían conseguir más cosas, tanto en el aspecto laboral como en el de relaciones humanas. Y así nació la Liga Mallorca, en la que participan equipos formados por colombianos, peruanos, argentinos, brasileños, uruguayos, paraguayos, venezolanos, bolivianos, marroquíes, senegaleses, italianos, etc... ¡Hasta españoles!».
Dos Ligas en una
Una Liga Mallorca, convertida en dos, de 40 a 50 años, una, y de 50 en adelante, la otra, «cuyos partidos disputamos en el Miguel Nadal a lo largo del domingo, lo cual es un espectáculo, tanto en el terreno de juego, por la calidad y técnica de algunos jugadores, como en la grada, con una hinchada que anima constantemente a los suyos, pero que a la vez es respetuosa con el rival. Una afición que hasta come en el campo, ya bien porque se trae la comida de casa, ya bien porque la compra en el bar. Y es que, ya digo, si importante es la Liga, más lo es la socialización que a través de esta pretendemos».
Cuenta Yuri que a menudo, sobre todo a medida que se acercan las elecciones, «vemos aparecer en el campo a los políticos para hablar con nosotros… Conmigo… Me hablan, yo los escucho, ven los partidos, pero nada más. Por supuesto que nosotros nos gusta verlos aparecer por allí, porque que se acerquen es bueno».
Naturalmente, por todo este tinglado socio-deportivo no perciben subvención de ningún tipo. «Todo corre por nuestra cuenta: alquiler del campo, pagar a los árbitros, comprar los trofeos y premios a los primeros, segundos, terceros y cuartos clasificados, consistente en que les regalamos los equipamientos… Es decir, que nadie nos regala nada, sino que lo compramos y pagamos todo nosotros» .
Sin apoyos
Naturalmente, a Yuri le gustaría tener ayudas para reinvertir en el torneo, y que, como mínimo, les cedieran un campo dónde jugar, «y no lo digo solo por los gastos que nos evitaríamos, sino porque al tener un campo para nosotros, que cuidaríamos como si fuera nuestro, podríamos establecer los horarios de los partidos, y no cómo ahora, sobre todo en fechas del verano, en que a lo mejor podemos disponer de él a partir de las dos de la tarde, lo cual afecta mucho, sobre todo a los jugadores de más edad por la temperatura que hay cuando jugamos los partidos. En una ocasión -añade-, alguien me dijo que si adquiríamos un terreno y lo convertíamos en campo de fútbol, las autoridades nos ayudarían, aunque, a causa de la burocracia, el proceso hasta poder jugar en él sería un poco largo. Por eso desistimos. Mientras tanto nos las seguimos apañado como podemos».
Proceso lento
La Liga Mallorca tiene también una revista, Tercer tiempo, de 500 ejemplares, de tirada mensual y gratuita, que gira en torno a l torneo, a los jugadores y a la inmigración en sí a través de historias de inmigrantes. «Porque, repito, con el fútbol pretendemos que la gente cambie la opinión que se suele tener de los inmigrantes. Porque por el hecho de que el comportamiento de algunos, que son una minoría, no sea bueno, no significa que todos seamos así. La mayoría salimos de nuestros países, y venimos a Mallorca por las posibilidades de trabajo que hay en la Isla, por su cultura y belleza, y por lo hospitalaria que es su gente. En pocas palabras, venimos a trabajar, lo cual en nuestra tierra no es posible por las condiciones que todo el mundo conoce».
Yuri hace hincapié en que si los trámites burocráticos que tiene que llevar a cabo el inmigrante que llega con la intención de comenzar una nueva vida, «fueran más rápidos, y no como ahora, que tardas varios años en tener el permiso de residencia y de trabajo, por lo que se tiene que buscar la vida como puede, tomando algunos, afortunadamente los menos, el mal camino, lo cual nos afecta al resto…
Si esos trámites fueran más rápidos, sería distinto, y mejor para todos. Porque, repito, si abandonamos nuestros países, y nos venimos a Mallorca, es porque aquí vamos a encontrar trabajo y vamos a tener un modo de vida distinto al de allí. Esa es la verdadera razón».