Si circula por la Serra de Tramuntana y se cruza en la carretera con grupos de deportistas sin camiseta sobres esquís con ruedas en los extremos y botas altas y rígidas sobre los costados, no se preocupe, no está viendo visiones; tampoco son unos frikis perdiendo el tiempo. Practican rollerski, mas conocido como esquí sobre ruedas, una disciplina similar al esquí de fondo. Existe hace más de 80 años y evolucionó de diferentes maneras, hasta convertirse en una modalidad propia en la década de los 70.
La mayoría, si no todos, los equipos de esquí de fondo realizan sus practicas con rollerski durante la temporada baja para llevar a cabo un entrenamiento físico específico lo más parecido posible al esquí en invierno. En países como Noruega, con una larga tradición, se han creado instalaciones especificas para permitir el ejercicio de la vía pública. Por eso, estas semanas será una estampa habitual verles circular.
El rollerski está compuesto de dos tablas de forma rectangular de madera ligera o de fibra de vidrio-carbono. La longitud es de entre 53 y 70 cm. Los extremos de las tablas están provistas de ruedas con cobertura de goma o material plástico (entre los 2 y 7cm de anchura) montadas sobre cojinetes de bolas.