Nanda Mas, nacida en Uruguay, 34 años, pintora desde los 12, vive en Mallorca desde hace cinco años y tres meses. Estudió Bellas Artes en Buenos Aires, en la facultad UMSA, y luego se instaló en Punta del Este, donde vivía su familia, comenzando allí su carrera, en la que logró destacar como artista y gestora cultural y ser una figura reconocida en su país natal.
Hoy es la presidenta de la Asociación de Artistas Visuales de Baleares, AAVIB, y su estudio está en un casal que varios pintores comparten, ubicado en la calle Can Danús, 3, de Palma, teniendo como vecino al bar Gibson. A ella le ha correspondido el espacio que tuvo el uruguayo más famoso de la Isla, el pintor y escultor Alceu Ribeiro, cuya ventana da a la escalera que te conduce a la planta compartida por varios artistas.
Casi seis años atrás...
Traemos hoy a Nanda a esta página por una bella historia inacabada. Y también porque la casualidad nos puso uno frente al otro. Pero es que nuestro trabajo es así: vas a hacer un reportaje –en este caso uno sobre las miniaturas relacionadas con la lectura de los libros, obras de la también pintora Belén Escutia, que tiene su estudio en la habitación de en frente–, lo haces, y a lo mejor te encuentras con una historia, interesante y humana, como la que nos cuenta Nanda. Y si al contarla, conseguimos ayudarla… ¡Pues miel sobre hojuelas!
La historia a la que hacemos referencia es la de un retrato que Nanda le comenzó a hacer, hace cinco años, al abogado mallorquín Pau Vidal. «Lo empecé en Punta del Este y lo terminé aquí, pero que por una serie de discrepancias e indecisiones sobre el fondo, no se lo llegué a entregar».
El problema
La historia es entrañable. «El abogado Pau Vidal fue a Punta del Este de vacaciones y, tras ver mi obra, quedó encantado con mis retratos, titulados Pintando Almas, en homenaje a los tres maestros de la pintura uruguaya, pidiéndome que le hiciera uno a él…», explica Nanda.
«Pau es una estupenda persona, coleccionista de arte mallorquín y amante de la pintura. El me pagó una cantidad enorme por la obra, que es lo que vale un retrato de estas características, pero yo jamás llegué a entregárselo. La obra la empecé en Uruguay y él, desde Mallorca, iba viendo su proceso a través de las fotos y vídeos, vía móvil. Dos meses después de comenzarla, viajé a España con mi familia, de vacaciones, para visitar a mi hermana que vivía aquí, y es abogada y colega de Pau. Así que traje el retrato conmigo para terminarlo y entregárselo, pero no fue posible ya que no nos pusimos de acuerdo con el motivo del fondo del mismo. Él quería unas flores, ¡qué se yo!, lirios, nardos y jazmines, sus flores preferidas… Pero ese fondo me pareció muy aburrido... Aunque tampoco lograba visualizar el que yo quería.
Yo pretendía llenar su retrato de vida y a la vez mostrar el alma de este ser tan maravilloso, sensible y humano. Pero como soy sumamente perfeccionista, realicé un proceso profundo buscando la solución, una obra verdadera requiere de un proceso verdadero. Y en este período de bloqueo, fue pasando el tiempo y perdí el contacto con él, por lo que nunca llegué a entregárselo. ¿Y qué pasó...? El retrato vive en mi estudio, y yo, mientras hago otros proyectos, dialogo a diario con él... Hasta que un buen día, hace dos años, la inspiración me hizo ver que por varios motivos este retrato compartía similitudes con el de La Gioconda, de Leonardo Da Vinci. El plano del mismo estaba dispuesto de forma muy similar al de la Mona Lisa. Así que, el tan buscado fondo tenía que ser ese, los paisajes rocosos y misteriosos de Leonardo. Pero no me convencía la paleta de colores, la veía muy oscura, y yo, que soy completamente colorida, quería llenar de vida a Pau, que es una persona muy seria. Entonces, surgió una nueva indecisión, lo que hizo que abandonara esta pintura una vez más... Hasta hace una semana, que estando planificando lo que iba a presentar este año para la Nit de l'Art, me reencontré con el retrato, me observaba fijamente, vi en los ojos de Pau una mirada sonriente y llena de chispa, y... ¡Ya te tengo –me dije–. Te voy a terminar con el fondo de La Gioconda, pero con los colores brillantes y vibrantes que me representan... Sí, será una obra moderna, inspirada en la obra hito de la historia de la pintura y con ese toque mío contemporáneo que te inmortalizará. Y hoy, que casi estoy a punto de terminarla, me gustaría llegar hasta él y entregársela...».
Nanda tiene el retrato en su estudio. Llama la atención por lo natural que es, por el color, y por el fondo, inspirado en el de La Gioconda o Mona Lisa. «Ambos cuadros tienen cierto paralelismo en cuanto a su ejecución: Leonardo, que tardó en pintarlo 16 años, nunca se lo entregó al marido de Mona Lisa, el comerciante florentino Francesco de Giacondo, que fue quien se lo encargó, sino que se la vendió al rey de Francia, Francisco I, por lo que hoy está en el Louvre. El retrato de Pau también fue un encargo realizado por él, con la misma ilusión que lo hizo en su momento el Condotiero a Leonardo, ya que era un regalo para su mujer, Lisa, que estaba por dar a luz al primer hijo del matrimonio. Pero en este caso, yo sí se lo voy a entregar, aunque sea cinco años después del encargo. Y él no tuvo su retrato, que pagó hace más de cinco años. Por eso, como quedé tan herida, tampoco volví a retratar en todo este tiempo. Quiero cerrar este ciclo y curar la herida de ambos. Dada su similitud en el tiempo y las circunstancias, llamo a ese retrato Il Giocondo». Nos da la impresión de que a partir de hoy, alguien la puede poner en la pista que la lleve al abogado.