Lynne Myers es una inglesa que vive en Mallorca desde hace 48 años. Fue guía de Thompson, se casó, tuvo un hijo, se divorció, se jubiló y se quedó a vivir en Palma. Hace cinco años (2018) hizo en solitario el Camino de Santiago, arrancando desde Francia, desde Saint Jean Pied de Port. En el transcurso del mismo conoce a la norteamericana, nacida en Nueva York, pero residente en Los Ángeles, Dawn Stearns, haciéndose buenas amigas. Y como, según bien se dice, si haces un camino largo, hazlo acompañado, deciden hacerlo hasta el final juntas.
¡Feliz cumpleaños!
A lo largo del Camino hablan de muchas cosas, entre otras de que ambas tienen la misma edad, «por lo que decidimos –nos dice Lynne–, celebrar nuestro 70 aniversario haciendo de nuevo el Camino y… Pues que cinco años después, estamos haciendo juntas el Camino y, de paso, festejamos que tenemos 70 años. Naturalmente, nos somos las más viejas haciéndolo, pues sabemos que hay un hombre, con 85, que lo está haciendo».
Una vez finalizado el Camino, el de 2018, hicieron juntas dos caminatas más: Des Güell a Lluc a Peu, para lo que Dawn tuvo que desplazarse a Mallorca, y el Muro de Adriano, que separa Escocia de Inglaterra, con un recorrido de unos 120 km. «Lleva el nombre de Adriano en recuerdo de que ese emperador romano, al intentar ocupar Escocia, tuvo que atravesar dicha frontera, pero no pudo. El patriotismo de los escoceses se lo impidió. Por eso se llama Muro de Adriano, en recuerdo de aquel episodio. Un recorrido más corto que el que estamos haciendo ahora, por lo tanto, no tan complicado».
Dos clases de peregrinos
Volviendo al Camino de Santiago, por el que a estas alturas andarán por la mitad, podemos decir que, en el aspecto meteorológico, les ha ocurrido prácticamente de todo, desde pasar frío a quedar completamente empapadas por el agua que a lo largo de los días les ha caído encima. Sin embargo, ellas han seguido, ¡faltaría más! Con chubasquero, buen calzado y ganas de llegar, nada es imposible.
Respecto al primer camino, han visto que algunas de las antiguas señalizaciones e indicaciones, o están en malas condiciones, o han sido sustituidas por otras de corte moderno, muy parecidas a las de tráfico.
Y en cuanto a los peregrinos, por lo que han detectado y luego les han confirmado los hosteleros del Camino, estos, ahora, son de dos tipos, los peregrinos sufridores, «o sea, como nosotras, peregrinos que van a pie, que se hospedan en hostales modestos, donde cenan y tienen una ducha para refrescarse; y los peregrinos turistas, que son los que van buscando lugares donde hospedarse con más confort y mejores servicios que los tradicionales. En Hontanas, que está en la comunidad de Castilla y León, han construido un hotel, que nosotras hemos visto, con piscina, spa y una serie de servicios, que los alojamientos de toda la vida no tienen, y que son a los que vamos nosotras. Son albergues municipales, que están bien, limpios, que cuestan entre 7 y 15 euros por noche, donde te duchas, lavas la ropa, incluso algunos tienen secador de ropa. Aparte, algunos ofrecen desayunos y cenas tipo comunal, igual para todos. También hay un servicio a través del cual mandas la mochila al albergue en el que pernoctarás una vez que hayas terminado la ruta diaria, por el que te cobran 6 euros. Yo lo utilizo porque no puedo cargar con mucho peso y, la verdad, que me va muy bien. Porque, aunque lleves poca cosa contigo, a medida que vas caminando, notas que la mochila te pesa más. Por eso, ese servicio viene muy bien. Así puedes llevar contigo, en otra mochila, lo imprescindible, entre otras cosas, el impermeable por si cae un chaparrón».
Y en cuanto al ambiente, «entre los peregrinos es muy bueno. Todos estamos dispuestos a echar una mano a quien lo necesite, sea caminando, sea en los albergues».
Llevar calzado cómodo
¡Ah!, otra de las recomendaciones que nos hace Lynne es sobre el calzado a usar durante el Camino. «Es muy importante asegurarse de que las botas o las zapatillas que lleves sean cómodas, que se ajusten bien a los pies, que no te rocen… Y una vez acabada la caminata del día, hay que cuidar los pies poniéndose un calzado también cómodo para estar en el albergue o para darse una vuelta por el pueblo o ciudad en la que vas a hacer noche».
En cuanto a lo que se habla durante el Camino, «generalmente, se habla del paisaje que te rodea, que va cambiando a medida que vas avanzando. Hablas también con otros peregrinos que te encuentras, y cuando llegas a una ciudad o a un pueblo, visitas sus plazas o sus iglesias. O lo más típico que te recomienden. A mí me impactó mucho visitar la catedral de Burgos. Por dentro y también vista por fuera, es espectacular. Mi amiga la definió como un monumento que se ve desde cualquier punto de la ciudad. Y es verdad. Estés donde estés, ves sus torres». Están a mitad de recorrido, y encima su moral es alta, por lo que seguro, dentro de unas semanas, habrán llegado a Santiago. Entonces volveremos a hablar con ellas.