Las populares fiestas de Canamunt y Canavall, organizadas por Orgull Llonguet, concluyeron este lunes con el tradicional 'Enterro d'en Berga', celebrado en la calle Sant Pere Nolasc en un ambiente mucho más íntimo que la masiva batalla de agua del domingo. «Es un acto pequeño, pero muy emotivo, al que acudimos los organizadores y la gente más cercana para celebrar que, un año más, hemos sobrevivido a las fiestas», explica José Juan Luna, de Orgull Llonguet.
El acto rememora el entierro del juez Jaume Joan de Berga, asesinado hace cuatro siglos en esta misma calle a raíz en el marco de los enfrentamientos de los bandos nobiliarios de Canamunt y Canavall en el siglo XVII. Los participantes lo vivieron con gran teatralidad y de riguroso luto: no faltaron los velos negros, los cirios, las flores, las lágrimas, las estampitas con la imagen de la 'Mare de Déu de Canamunt i Canavall' y el retrato del finado, llevado en cortejo desde la plaza Santa Eulàlia como forma simbólica de decir adiós a las fiestas hasta el año que viene.
«En solo nueve ediciones, hemos conseguido arraigar una fiesta popular, organizada por la ciudadanía y sustentada en la historia de Ciutat», destaca Luna. «Cada vez son más los ciudadanos que vienen cada año, y ya hay muchos que han crecido con nosotros: empezaron viniendo a la batallita infantil y ahora participan en la de adultos. Ellos serán nuestro relevo en el futuro», destaca Luna. Así es como se funda una tradición.