Este jueves cumple 80 años. Siempre dijo que le gustaría llegar a esa edad, «y luego, que sea lo que Dios quiera». Pues bien, lo ha conseguido, y viendo como está, le auguramos, y deseamos, muchos más años de vida. De Pep Sans, porque de él hablamos, muchos creyeron que se ganaba la vida en el mundo de la noche. Incluso más de uno, le llamó ‘rey de la noche', que puede. Pero su modus vivendi era el de funcionario de carrera del Govern.
«Nací en el seno de una familia de obreros. Tras haber estudiado en los Teatinos de la calle Aragón, de Palma, entré como ordenanza en la administración pública. Luego oposité, y con el paso de los años fui ascendiendo. Una etapa de mi vida como funcionario estuvo vinculada a Rosa Estarás, en el sentido de que cuando fue consellera, pasé a formar parte de su gabinete», señala. En realidad, Pep iba para torero. Sí. Y comenzó como tal en el Cortijo Vista Verde, en Can Pastilla, toreando en los festejos taurinos que en él se celebraban para turistas.
«Toreábamos vaquillas, que sabían latín de lo resabiadas que eran, pues a nada que te descuidabas te daban un revolcón que no veas. Luego me hice novillero… Incluso tengo el carnet que me acredita como tal. Recuerdo que una tarde, en el Coliseo Balear, con mucha gente en la grada por cierto, pues se celebraba un evento para novilleros en el que yo participaba, y en el que corté dos orejas, salí a hombros. Entonces, a partir de ahí, mi apoderado me firmó muchas novilladas, tanto en Palma, como en Inca, Alcúdia y Artà, además de varios festivales taurinos, con su parte cómica, encargándome de la seria, de torear en serio. La cosa iba tan bien, que mi apoderado me firmó varias novilladas en la Península, por lo que tenía que ausentarme de Mallorca durante unos dos meses, pero como era funcionario… Pues que consulté si podía pedir la excedencia por ese tiempo, y me contestaron que sí, que me la darían, y luego que podía regresar a mi puesto. Siempre y cuando al solicitar el reingreso hubiera plaza. Y si no la había, esperar a que la hubiera, que podría ser desde un mes a dos o tres años. Así que, ante tal panorama, me corté la coleta».
Ni que decir tiene que haciéndolo, nos referimos a retirarse, dejó en el aire la incógnita de qué hubiera pasado en el caso de seguir… ¿Se hubiera convertido en una figura del toreo? «No lo sé. Parecía que iba por el buen camino, pero eso nunca se sabrá. Pero, ante la perspectiva de perder el trabajo durante más tiempo del que quería, opté por lo seguro: quedarme con el trabajo y dejar los toros… Aunque no por ello perdí la afición, pues hoy sigo siendo un seguidor de la fiesta».
Pues ya que estamos hablando de ser un aficionado a los toros, le preguntamos su opinión respecto a los antitaurinos. «Pienso que bastantes de ellos son antitaurinos porque son antiespañoles, o independentistas. O por desconocimiento de que los toros forman parte de la cultura de España… O porque no saben que el toro bravo nace para morir en una plaza, mientras vive mejor que ningún otro animal, muy bien cuidado, alimentado, en completa libertad en el campo. Pero los que están en contra solo ven lo malo… Porque no ven tampoco que gracias al toro bravo, viven muchas familias en este país, que el torero cuando se enfrenta a él se juega la vida, de ahí que se tenga que preparar física y mentalmente para ello… O que los animales que nos comemos nacen para ser sacrificados en el matadero, o los matamos en una cacería en la que, además, nos divertimos, o que en según que fiestas populares se cometen verdaderas atrocidades con los animales. Sin embargo, contra esto se levantan pocas voces».
Pep y los vips
Pep, persona amena y extrovertida, tanto como discreta, y más si las circunstancias lo requerían, trabajó también en la noche como director y relaciones públicas –y en otras empresas, como colaborador: José Luis Ferrer, Awauto, Burberry, etc.–, y fue, además, impulsor de La Mostra de la Cuina de Mallorca durante muchos años, y cofundador de la Acadèmia de la Cuina i del Vi de Mallorca y del Club de puros Epicure, perteneciendo, además, a clubs gastronómicos, clubs de fumadores –de pipa, sobre todo, con la que fue campeón de España en dos ocasiones, además de participar en diversos eventos internacionales–. Vamos, que por una cosa u otra se le veía en todas partes: saraos, presentaciones, almuerzos y cenas, fiestas…
Por ello, muchas veces, al verle por las mañanas en su dependencia del Govern, trabajando, y viéndole luego, por la noche, en el Victoria, por ejemplo, atendiendo a los vips, nos preguntábamos de qué pasta estaba hecho para aguantar tanto… «Todo era cuestión de organizarse. En la noche aguantaba hasta las tres, me iba a casa, dormía cuatro horas y media, y a las ocho y media estaba en la oficina. Además, beber, bebía poco, solo lo justo, igual que comer y fumar. Y como estaba de un sitio para otro, hacía ejercicio».
Y de la noche, lo que más le gustaba eran las relaciones públicas que podía hacer. «Estando en el Victoria, recuerdo una noche que vinieron Rocío Jurado y el torero Ortega Cano. Les pasamos a uno de los reservados con unos amigos, y ella cantó. Como si estuviera en el escenario… También pasaron por allí Vittorio Gassman e Isabel Perón». De la noche, de la que Pep guarda buenísimos recuerdos, lamenta que de un tiempo a esta parte haya cambiado para mal. Antes, apenas había peleas o broncas, hoy están a la orden del día. Beben cuatro copas y se desmadran, y a partir de ahí… Lo mimo piensa del turismo. «No es bueno para la Isla ese turismo de borrachera que nos llega, cada vez más, por lo que habría que ponerle freno…».
La noche, la política y los Reyes
Y en cuanto a la política… «Hoy, la mayoría de ciudadanos no confía en los políticos. Y en cuanto a las elecciones, a fin de evitar pactos, a veces entre partidos que nada tienen que ver entre sí, con lo que únicamente se benefician ellos, las elecciones, pienso, tendrían que ganarlas la lista más votada, luego, a la hora de gobernar, llegar a acuerdos puntuales con otras formaciones, y no como ahora, que parece una subasta de cargos, en la que el ciudadano es el que menos pinta».
Para finalizar, dos cuestiones. La primera, qué opina de la monarquía. «A la de Juan Carlos, le doy un diez. En un momento determinado supo parar un golpe de Estado que atentaba contra la democracia. Y en lo que respecta a Mallorca, los mallorquines le debemos mucho por haber trasladado su residencia de verano a la Isla, y trayendo a ella a la gente que trajo. Sí, la publicidad que el Monarca hizo de nosotros es impagable. En cuanto a su hijo, que lo está haciendo bien, veremos como resuelve el problema que tiene ahora mismo con la formación del Gobierno. Porque supongo que a según qué precio no lo permitirá».
Y la segunda, ¿por qué se retiró?, le preguntamos. «Porque tuve un cáncer de próstata y una insuficiencia cardiaca. Al primero lo vencí con radioterapia. A lo otro, moderándome en las comidas, en las bebidas y en el fumar, que lo dejé. Ahora solo bebo un poquito. De vez en cuando un gin tonic cortito, y una copita de vino en la comida». A Pep le deseamos larga vida, y que la disfrute en compañía de su esposa, sus tres hijos y sus dos nietos.