«Caminante no hay camino, se hace camino al andar», decía Antonio Machado, hace casi cien años. Es lo que, casi sin percatarse, ha ido haciendo Anna Gamón Olmo (Valencia, 1994) hasta llegar al punto en el que está hoy, contando los días para irse a teletrabajar a Bali. Es un sueño, el que se le avecina, involuntariamente perseguido. Graduada en Ingeniería de caminos, Anna ha apostado y trabajado en lo que descubrió su pasión: la enseñanza del inglés, que la ha llevado a ser emprendedora con futuro.
Precisamente, fue algo tan poco planeado como la pandemia de coronavirus lo que marcó el punto de inflexión de su particular aventura. Apasionada por la lengua de Shakespeare desde pequeña, mientras estudiaba la carrera y el posterior máster de Ingeniería, trabajaba en academias impartiendo clases para sacarse unos ahorros. Era la forma de rentabilizar un hobby. Pero la digitalización que impulsó el COVID la llevó a ponerse a prueba y montar su propia academia online de inglés, Writing Nuts (Escribiendo Nueces): «Ya había abierto un blog en 2018 para resolver dudas del idioma y con el confinamiento lo retomé y me empezaron a llegar estudiantes interesados en clases online. Estaba bien en la academia, pero me di cuenta de que podía enseñar con otra filosofía, más eficiente, innovadora y cercana. Quizá por mi enfoque de ingeniera, soy muy de dar la solución a lo que se busca, sin contar rollos». Así, se lanzó, ya en solitario, a la enseñanza online por cuenta propia.
Una vida acorde con los valores
Sus albores de emprendedora se gestaron en Mallorca. Aquí llegó Anna «casi de rebote», cuando su pareja se mudó a la isla por trabajo y ella le siguió, apostando ya de lleno por su proyecto y dejando de lado el camino socialmente marcado como ingeniera. Fue difícil manejar la incertidumbre y no intimidarse ante la avalancha de dudas: «Lo vi claro y tuve la suerte de que mi entorno, por lo general, me apoyó, aunque aún hoy mucha gente me pregunta por qué no trabajo en algo 'mejor' o acorde a lo que he estudiado». Dos años después, el crecimiento de Writing Nuts le ha permitido contratar a otras dos profesoras de inglés para abastecer la demanda de estudiantes. El tiempo ha sacado a la luz los logros de su esfuerzo, corroborando su elección. «Al final creo que es importante priorizar la felicidad por encima de lo que se espera de uno o de conseguir el trabajo 'ideal'. Hay que ser fiel a uno mismo», sentencia la joven.
En búsqueda constante de desarrollo personal, Anna ahora da un paso más: el martes que viene se marcha a teletrabajar una temporada -de momento indefinida- a Bali, Indonesia: «Uno de mis lemas es que la peor traición que te puedes hacer a ti mismo es no hacer aquello por lo que te brillan los ojos, así que me voy a hacer lo que siempre había querido pero nunca me había atrevido», anuncia convencida y entusiasmada por poder conocer mundo, nuevas culturas y rodearse de personas con sus mismos valores y estilo de vida. El lector que se quede con ganas de más en la particular odisea de Anna podrá seguir sus aventuras y desventuras en sus redes sociales (@anna.teletrabaja), donde mostrará su nueva vida, como joven emprendedora en viaje constante.