Al entrar, este viernes tarde, como una exhalación el caixer senyor, Borja Saura, en la plaza des Born, la banda de música arrancó el rítmico jaleo y Ciutadella prorrumpió en un aplauso vibrante, intenso, sin final. Empezaba el Caragol des Born, uno de los actos más esperados de las fiestas de Sant Joan, que condensa tradición, historia y protocolo. La ciudad de los centauros, que resistió usque ad mortem el ataque turco de 1558, como recuerda la pirámide que preside esta plaza, se había transformado en un espacio urbano con las calles y plazas cubiertas de arena para recibir a los jinetes montados en los caballos, negro azabache, de raza menorquina.
Las fiestas de Ciutadella cuentan con elementos tan singulares y exclusivos como unos protocols no escritos, transmitidos durante generaciones de forma oral; los cavallers, que han de ser payeses: l'amos, fills de l'amos i missatges (aparceros, sus hijos y jornaleros), y el caixer senyor, miembro de la nobleza local, que preside sa qualcada y es designado por quienes han ejercido este cargo. En los otros siete municipios de Menorca quien preside la comitiva de jinetes en las fiestas patronales es el caixer batle, que desempeña el alcalde o un concejal de la corporación municipal.
Ciutadella vivió este viernes el Dissabte de Sant Joan, la primera gran jornada de la celebración santjoanera. Los actos continuaron con la oración en la ermita rural de Sant Joan de Missa, de cuyo mantenimiento se encargaba la Obraria de Sant Joan Baptista. Coincidiendo con la puesta de sol, los caixers i cavallers regresaron a la ciudad, donde empezó la fiesta nocturna de los caragols de Ses Voltes y Santa Clara. La beguda en Can Vivó Truyols, entrada la madrugada, cerró este primer día, lleno de emociones. Ciutadella se prepara para disfrutar hoy con el gran Dia de Sant Joan.