Toni Cañellas tiene 30 años, vive solo y trabaja en el Teatre Principal –ganó por oposición las plazas de jefe de sala y de taquilla– y colabora en el programa de Joan Monse, en Fibwi, Un día más. Eso, ahora, que antes tuvo otras experiencias televisivas: presentó en Canal 4 Toni la Nuit (fiesta y ocio nocturno) y Això és ca meva? (sobre reformas de casas), y estuvo en el de Llum Barrera, en IB3, Agafam si pots, «donde –dice–, fui el padrino, incluso canté Boys en el programa 500… Porque también canto».
Como veréis, Toni no es un recién llegado a la tele. ¿Que a qué aspira…? Por supuesto, en asentarse más en el medio, en buscar más oportunidades, y con el tiempo dirigir y presentar un programa al estilo Sálvame.
Funcionario del Teatre Principal
Hace nueve años Toni empezó a trabajar en el Principal como externo, «pero hace cuatro, al crearse esta plaza, se convocó una oposición a nivel local y nacional, sobre requisitos y méritos, además de una entrevista personal, gracias a la cual la gané. Durante este tiempo he tenido cuatro directivas, más una quinta que entrará a trabajar a partir del sábado».
Le preguntamos si es partidario de la pluralidad en el teatro, y responde que sí, «siempre y cuando haya público para todo, pero sin olvidar lo nuestro, y al decir lo nuestro me refiero a que les den oportunidades de trabajar a los alumnos del ESAIB. Pero lo suyo sería crear ambiente de teatro, que no lo hay, pues ha habido obras que solo han sido representadas durante dos días. Todo porque no había más gente que fuera a verlas. Por eso pienso que si se empieza a fomentar el teatro desde la escuela, saldrá ganando. Yo, un día a la semana, hago visitas guiadas al Principal con alumnos de distintas localidades de la Isla, que son un éxito. Y las hago porque creo que por ahí, empezando por conocer cómo son nuestros teatros por dentro, es como lo niños pueden irse aficionando a él. De todos modos, es una opinión. Que serán otras las personas quienes marquen las directrices a seguir».
Antes de la tele
Saliéndonos del teatro, Toni nos recuerda que antes de comenzar a hacer sus pinitos en televisión, trabajó como aquadancing en las piscinas del Aqualand y Western Park. «Síi, me dieron la oportunidad, y la aproveché, pues bailando y cantando desde fuera de la piscina conseguía, a veces, que se metieran en ella, a bailar, más de mil personas… Porque si crees que puedes, todo es cuestión de proponértelo. Pero para ello es necesario que haya alguien que te de la oportunidad de hacerlo… También fui guía de la noche de varias discotecas, entre ellas BCM y Tito's. Mi trabajo consistía en ir a buscar a los clientes a los hoteles y llevarlos a esas discotecas, entregándoles durante el traslado una pulsera para que se lo pasaran bien, para, de madrugada, acompañarlos a sus respectivos hoteles. Luego llegó la televisión, donde me lo estoy pasando muy bien. ¿Que por qué me llaman…? Seguramente por mi desparpajo, espontaneidad y forma de decir las cosas. Siempre con educación, pero siempre respondiendo, o interviniendo, ajustándome al tema que se está tratando, pues cuando Joan Monse, a quien le estaré siempre agradecido por contar conmigo, me dice de qué va a ir el programa, me lo preparo. Pero también me gusta la frescura, la espontaneidad y la improvisación. ¡Ah!, y si interrumpo alguna vez, es porque no estoy de acuerdo con lo que se dice… ».
Un ‘Sálvame' a la mallorquina
¿Y los despellejamientos entre los colaboradores que pueda haber en un programa de chismes y salseo, cómo los ves?, le preguntamos. Toni se echa a reír. «¡Geniales! Son la salsa. Gracias a ellos, programas como Sálvame, han triunfado. ¿Por qué? Porque al telespectador le gusta enterarse de todos los chismes… Por eso yo estaría encantado de que aquí hubiera un Sálvame a la mallorquina, con gente, chismes e historias de aquí… ¡Sería genial! Y seguramente tendría mucha audiencia… Y a mí me encantaría presentarlo… Tal vez el único inconveniente que le veo es que los de aquí no somos muy dados a contar según que cosas personales; somos, más bien, discretos... Pero yo lo intentaría… Me buscaría la gente adecuada y los llevaría al personaje o a la historia que en esos momentos pudiera interesar».
Pues Sálvame desaparece precisamente por todo lo que tú dices, reflexionamos en voz alta. «Es algo que no entiendo, pues la audiencia es muy buena, lo cual es señal de que le gente lo sigue… Mi abuelo, que al quedarse viudo, se queda en casa viéndolo, entre otras cosas porque le entretiene. Que es lo que les ocurre a muchos, y más en tiempos actuales, en que las malas noticias abundan más que las buenas».
Reflexión final
A Toni se le ve un tipo feliz, en lo cual, su naturaleza y forma de ser, en la que nos da la impresión de que destaca el positivismo, deben de jugar un papel importante. Se asombra de que a sus treinta años tenga la gente que tiene en Instagram, no solo en cuanto a número, sino a la calidad e importancia… «¡Es que tengo hasta un par de premios Goya que me siguen!» –dice–, lo cual valora positivamente. Por eso sigue albergando la esperanza de que en televisión le quedan muchas cosas por hacer, pero hay que darle tiempo al tiempo, o saber a qué puerta llamar. Mientras, sigue divirtiéndonos en Un día más.
Antes de finalizar, Toni quiere hacer un par de reflexiones respecto a él: «Toda mi trayectoria ha sido gracias a la libertad y el apoyo que me ha dado mi familia. Ellos son los que me han dado la confianza para poder llegar hasta donde estoy, sin necesidad de ocultarme ni de ocultar nada a nadie. Un homosexual no tiene pluma, en todo caso la pluma la tiene el tío que no le pone cojones a la vida, y que para disimular lo que es, es capaz hasta de casarse. Tampoco he sufrido bullying en la escuela por serlo. A lo mejor me han llamado gafotas por llevar gafas, pero no se han metido conmigo por ser gay. Y cuando he comenzado a salir con los amigos, si alguien ha tratado de ofenderme por mi condición sexual, en vez de agachar la cabeza, le he respondido, le he plantado cara… Soy como soy y muy a gusto de serlo».