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Polémica por un gato que se ha 'mudado' al Convento de las Jerónimas

Accattone ha provocado una confrontación entre la dueña, una asociación animalista y las monjas de clausura

Imagen de archivo de Accattone.

| Palma |

Accattone lleva diez días instalado en el Convento de las Jerónimas de Palma. El gato ha suscitado una intensa polémica en el barrio, debido a la confrontación entre la dueña, la asociación animalista Moixos de Calatrava y las monjas. La propietaria del felino denuncia que le impiden recuperarlo, mientras que fuentes cercanas a las jerónimas aseguran que este campa a sus anchas y temen daños en el monasterio y sus edificaciones, catalogadas como Bien de Interés Cultural (BIC).

Accattone, ahora un gato de clausura, vivía en la calle y fue adoptado en 2020 por la veterinaria del barrio. Debido a problemas de convivencia con el resto de sus felinos, la mujer lo dejó al cuidado de una vecina para que se hiciera cargo de él durante unos meses hasta que le encontrara un nuevo hogar. Pero la mala suerte quiso que el pasado miércoles, 19 de abril, el gato se le escapara a la joven por el tejado, colindante con los tejados del Convento de las Jerónimas. Al día siguiente, lo empezaron a oír maullar desde el interior. El recinto, del siglo XIV y de más de 9.000 metros cuadrados, está deshabitado. Las monjas viven ahora en Inca y por allí solo acude personal de mantenimiento. Tras dar la voz de alarma, éste abrió las puertas la semana pasada a la joven que tenía el gato a su cuidado -según fuentes del entorno de las jerónimas «durante una hora y media», según la asociación animalista, «muy pocos minutos»-. Pero fue infructuoso. Accattone no se dejó ver y a partir de aquí estalló la polémica.

Las monjas denuncian daños y lanzamiento de comida

Fuentes cercanas a las jerónimas han denunciado a Ultima Hora que se trata de un gato asilvestrado, que está causando numerosos daños en el convento y ha matado a los siete pollitos recién nacidos de las gallinas del monasterio. Sin embargo, mantienen que el verdadero sufrimiento de las dos últimas semanas lo están ocasionando los constantes requerimientos de los animalistas y de la dueña, que «ha lanzado bolsas de comida y una garrafa de pienso desde la calle Santa Fe -la garrafa ha sido retirada del rejado poco después de la publicación de este artículo-. La comida se desparrama por la huerta y sobre los tejados, con el consiguiente perjuicio, porque en los tejados se recoge el agua que se deposita en las cisternas, con un evidente peligro de contaminación de los acuíferos», detalla esta fuente. En los próximos días, el responsable de la conservación del Monasterio inspeccionará los tejados e inmediaciones para evaluar si se han producido daños en los elementos arquitectónicos, catalogados como BIC.

Las religiosas lamentan haberse visto constantemente alteradas en su paz monacal, con llamadas telefónicas a todas horas, teniendo que hacerse cargo de una situación de la que son ajenas. Le han proporcionado pienso de calidad y un abrevadero a Accattone y han dado aviso a Medi Ambient i Benestar Animal. Los técnicos de Cort han instalado una jaula-trampa para tratar de dar con el gato.

Pienso y abrevadero para Accattone en el convento.

Los animalistas piden entrar al convento

Una visión totalmente contrapuesta denuncia el otro bando. «Todo lo que está pasando es una locura», dice la propietaria del felino. Reclama que la dejen acceder al convento, ya que Accattone tiene mayor confianza y se podría dejar ver. «Este gato tiene dueño y no podemos entender cómo su dueña no puede entrar para recuperarlo, aunque sea una propiedad privada», critican desde Moixos de Calatrava, ante la negativa de las jerónimas y rechazan la solución de la jaula-trampa: «Si está asustado o escondido, no entrará y, si lo hace, puede pasar días sin comer ni beber hasta que aparezca el conserje».

Ante tal situación, han contactado con la Policía Local, que enviará al policía de barrio el miércoles de la semana que viene si el conflicto no se resuelve. Desde la asociación defienden que solo entrando podrán recuperarlo y urgen a ello: cada noche lo llaman desde el tejado -«¡Accattone! ¡Accattone!»-, pero este jueves, por primera vez desde hace nueve días, no recibieron maullido como respuesta. Accattone mantiene su clausura.

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