Cuando uno entra en el local que dirigen al alimón Elena Zafón y María Martínez, se encuentra con un remanso de paz en pleno Casc Antic de Palma. Entre decenas de plantas, tierra, macetas de barro, pinceles, pinturas y caballetes trabajan estas dos compañeras bien compenetradas que hace unos años llegaron por separado a Mallorca buscando comenzar de nuevo y sus caminos terminaron cruzándose. De su conexión profesional ha nacido un espacio dedicado al arte y a la botánica. Puede parecer un concepto un tanto extraño, pero al charlar con estas dos emprendedoras, todo encaja a la perfección.
Elena Zafón es valenciana, tiene 37 años, estudió Diseño Industrial y se especializó en Diseño Gráfico. Ha vivido en varias ciudades europeas, la última fue Amsterdam, en donde trabajaba en una start up. Aunque le gustaba la ciudad y el ambiente que se respiraba, llegó un momento en el que decidió cambiar de aires. Así, hace seis años contactó con una empresa de Mallorca que lideraba un equipo australiano, con un proyecto que casaba con sus intereses medioambientales. No le salió el empleo, pero inmune al desaliento, hizo los bártulos y se trasladó a la Isla igualmente. Buscando conectar con gente y buscando alternativas culturales en Palma, se apuntó a un curso de dibujo que impartía María Martínez, su ahora media naranja profesional. La segunda parte de esta historia, la narra su compañera.
La biografía de María Martínez tiene rasgos muy similares a los de su socia. Nacida hace 35 años en Zaragoza, recuerda que el dibujo «siempre ha formado parte de su vida». Estudió Arquitectura Técnica en la capital aragonesa e Italia, y se mudó a la ciudad alemana de Munich a trabajar como escenógrafa de una importante multinacional del automóvil durante cuatro años. Allí se hizo «una familia estupenda» con la que sigue manteniendo el «contacto» y se reencontró con el mundo de la pintura, que había dejado un tanto de lado durante los años universitarios.
Al igual que Elena, María decidió cambiar de aires hace ocho años. Dejó Alemania y se trasladó a Mallorca para trabajar como escenógrafa de eventos, pero al año lo dejó para montar Artisteo Taller, un espacio de creación totalmente diferente; una escuela-taller de arte dirigido a adultos que no dibujaban desde hace mucho o que, directamente, no lo habían hecho nunca.
Allí se conocieron esta dos socias, entonces profesora y alumna, que decidieron ser más ambiciosas y dar un paso más y unir al proyecto iniciado por María el interés medioambiental de Elena Zafón con Biznaga Atelier, todo en un mismo espacio. «Tenía la intención de ayudar a la gente a descubrir el mundo natural y conocer las plantas que tiene uno en casa, pero además enseñarle a cuidarlas, y de paso a ellos mismos y al medio ambiente», explica Zafón.
Arte + botánica
Ambas se enamoraron de un local ubicado en la calle Pelleteria de Palma, el que fue la primera morada de Trampa Teatre; lo alquilaron y empezaron a reformarlo para dar cabida a su proyecto. Eso sucedía un par de días antes de que el Gobierno anunciara el confinamiento por el brote de la COVID-19. Se encontraron con un proyecto a medio hacer, pagando un alquiler y encerradas, como todos, en casa. Pero no todo lo que empieza mal, acaba de la misma manera. Este proyecto común es un claro ejemplo.
«Ideamos el taller como un refugio, un espacio enfocado a la gente adulta que quiere explorar con sus manos, crear y mancharse con tierra o pintura y dejar a un lado las pantallas. Pensamos que los niños tienen muchas opciones para relacionarse e investigar, y los mayores, no», señala Elena Zafón.
Por su parte, Martínez detalla el perfil de los alumnos que acuden a sus cursos: «Hay hombres, por supuesto, pero sobre todo mujeres de 40 años o más que buscan pasar tiempo consigo mismas, quitarse de en medio y aprender a disfrutar de las cosas que hacen»; mientras que su socia recuerda que los alumnos se sienten tan a gusto en el estudio, que ya tienen estudiantes que han pasado por la «tribu botánica» de Elena en Biznaga Atelier, como les llama cariñosamente, a los cursos de pintura de Artisteo, y viceversa.
Los proyectos cambian, maduran y se transforman. Por eso el espacio en el que se imparten las clases también se ha convertido en una tienda donde comprar las plantas o composiciones que mima Elena, o los trabajos que hacen los ceramistas colaboradores que viven en Mallorca. Además, esta asesora a clientes que quieren tener plantas en casa y realiza decoraciones florales en viviendas, restaurantes o en la misma biblioteca pública Can Sales.