Pasa de los 50, ya es mayor para trabajar con nosotros»; «¡Qué sabrás tú de la vida si eres un crío que no ha tenido tiempo de hacer nada!»; «¿Por qué te sientes sola si tienes hijos, nietos y la tele te hace mucha compañía?»; «Mira qué joven y qué pintas, seguro que se droga»... Seguro que han escuchado alguna vez estas frases en la calle; quizá hasta las han pronunciado sin pensar que estaban discriminando a alguien por su edad o con sus palabras restaban importancia al sentimiento de soledad de las personas mayores.
Una veintena de alumnos del CIFP Juníper Serra de Palma, a petición del Institut Mallorquí d'Afers Socials (IMAS), que ha iniciado una campaña para luchar contra la discriminación por edad, se han puesto manos a la obra para visibilizar dos problemas que afectan a gran parte de la sociedad balear: el edadismo y la soledad no deseada en la vejez. ¿La forma de hacerlo? Dos cortometrajes audiovisuales reivindicativos porque la edad es todo un valor.
Envejecimiento
Solo hay que echar un vistazo a los datos para entender la proporción del problema: la sociedad balear está cada vez más envejecida. La pirámide demográfica española comienza a estre- charse en la base y se ensancha en la cima. Y si hablamos de la soledad en la tercera edad, para muestra un botón: según las cifras de la Encuesta Continua de Hogares publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en Baleares hay más de 100.000 personas que viven solas; en Palma, por ejemplo, hay 44.200 hogares unipersonales y más de 20.000 personas mayores de 80 años habitan solas, prácticamente el doble que hace 8 años.
Martí Pallicer, profesor del módulo Procesos de Realización en Cine y Vídeo del Juníper Serra y responsable del proyecto, señala que cuando les ofrecieron la posibilidad de hacer dos cortometrajes documentales sobre estos temas, los alumnos de segundo curso se volcaron en la propuesta. «Surgió un debate muy interesante y ellos mismos descubrieron que existe una discriminación por edad muy potente y encubierta en multitud de facetas del día a día», explica el docente, al tiempo que añade que «también la sufren los mismos estudiantes por el hecho de ser jóvenes. Por eso, algunos de los participantes se han ‘doblado' delante y detrás de las cámaras contando sus experiencias».
Es el caso de Frederic Martínez, que ha ejercido labores de producción en el proyecto audiovisual centrado en la discriminación por edad y que también ha querido sentarse delante de las cámaras para contar su experiencia: «A lo mejor parece una tontería, pero todavía me preparo para salir de casa y mi madre se empeña en decirme cómo vestir, como si yo no tuviese suficiente criterio para decidir qué me pongo o qué no. Esos comentarios, sin maldad, nos hacen sentir inferiores», confiesa el estudiante, que se muestra encantado con el cortometraje en el que llevan mes y medio enfrascados.
Por su parte, Marina Prats, compañera en este proyecto audiovisual, explica que el equipo pasó del rodaje de un corto de ficción a este proyecto casi sin descanso, pero destaca el tiempo que han pasado grabando en el Llar Reina Sofía de Palma, en Verge de Lluc: «Ha sido muy interesante aprender de esta experiencia. Creo que todos nos hemos llevado algo; aunque conseguir que los participantes se abrieran ante la cámara ha sido un reto», confiesa la estudiante.