La calle de sa Lluna de Sóller volverá a oler a pan este sábado. Al menos eso es lo que prometen los nuevos propietarios del horno La Confiança, que reabre sus puertas en tres días, tras casi una década sin hornear. Cuando la nueva clientela entre el establecimiento, no solo comprará pan, también un trocito de la historia de esta localidad de la Serra de Tramuntana.
Este horno, con casi 180 años de historia, era uno de los negocios más emblemáticos de Sóller, ya que siempre ha albergado un horno con su obrador en la parte inferior. Cambió de manos y de nombre a lo largo de los años: primero fue La Confiança, luego pasó a nombrarse horno Garau en la década de los 80 y, antes de cerrar definitivamente, llevaba el nombre de Frau, como su último propietario, Antonio Frau, ya en 1990. Eso sí, en Sóller lo conocían popularmente como Can Xim Tambora, como la familia propietaria original.
Tres emprendedores con ADN solleric, los hermanos Jaime y Lorena Arbona y Rafael Forteza se han lanzado a la aventura de dar una nueva vida a este negocio con renombre en el pueblo: «Si perdemos nuestras tradiciones y raíces, perdemos un trocito de nosotros. Ese es nuestro objetivo, que el local vuelva a ser un punto de encuentro de los vecinos como antes», explica el menor de los hermanos, Rafael, que recuerda como de pequeño entraba al horno, que por entonces se llamaba Frau, a comprar merienda.
Trabajos de restauración
La renovación del local ha sido, sin duda, laboriosa. No solo tenían que adaptar el establecimiento a los nuevos tiempos y necesidades, los hermanos se han empeñado en mantener la esencia original del negocio. Como señala Lorena Arbona, «cuando surgió la oportunidad de hacernos con el local, no lo dudamos, teníamos que darle una nueva vida». En este sentido, los propietarios han respetado el techo original, pintado a mano en 1906 por un artista local, Moscatell. Adquirieron en una subasta en la Península una espectacular lámpara de araña que sustituyera a la que había en el pasado; incluso han mantenido los mismos colores y la tipografía del horno original en su paquetería y el cartel que pende de la entrada.
«Hemos conseguido que muchos vecinos hayan entrado las últimas semanas, aún en obras, emocionados al ver que ya no estaba cerrado», confiesa Jaime Arbona. También se ha conservado una columna de acero que el propietario original colocó en medio del horno «porque tenía miedo de que el almacén de harina, que estaba en el piso superior, se viniera abajo», relata Pep Tambora, empresario y bisnieto del fundador del horno, Xim Borràs, que ha prometido a los nuevos dueños regalarles recetas originales, como las famosas garrovetes del Papa, el dulce típico solleric.
La Confiança reabre sus puertas con panadería y pastelería. Apostará por los croissants, el pain au chocolat, la coca de patata y las ensaimadas. «Pero queremos ir un poco más allá. Como el negocio es una mezcla entre la tradición y la innovación, nuestros sabores también lo serán, como la ensaimada de manzana o también el croissant de pistacho», prometen los tres empresarios.