Los milagros navideños existen, y la suerte le ha sonreído por fin a Tyson, un pit bull de 8 años, que se ha hecho muy conocido en Mallorca gracias a la asociación Peluditos de Son Reus, que hace dos meses inició una amplia campaña en redes sociales para encontrarle un hogar. Llevaba más de un año viviendo en la perrera municipal de Palma, pero era de esos animales invisibles, difícilmente adoptables: un perro grandote de 30 kilos, de una raza considerada potencialmente peligrosa (PPP), 8 años de edad, orejas cortadas... Ahora, tras un simple paseo en las instalaciones de Son Reus, Tony Verdú se decidió a adoptarlo. Si existe el amor perruno a primera vista, esta historia lo es.
Patricia Álvarez, voluntaria de Peluditos de Son Reus y que más difusión ha dado a la historia de este pit bull, ya sonríe tranquila porque la historia de Tyson, si nada se tuerce, y no parece que vaya a suceder, ha tenido un final feliz: «Teníamos todas las esperanzas puestas en el desfile que organizamos en Fan Mallorca en octubre, pero la lluvia hizo que se retrasara unas semanas; la convocamos el 22 de ese mes y pareció que una familia se interesó por Tyson, pero al final se echaron atrás», lamenta esta mujer, que se empeñó en seguir buscándole un hogar, hasta que Tony se cruzó en su camino.
Una nueva vida para Tyson
Tony Verdú, que tiene un taller de bicicletas en Palma, no sabía que era el dueño ideal para Tyson, porque, simplemente, no quería volver a tener un animal de compañía. Amante de los pit bulls, ha tenido dos en toda su vida. El primero estuvo 13 años con él; lo adoptó con su pareja de entonces, y cuando rompieron, él se quedó con el perro hasta que murió. El segundo, también de esta raza, estuvo diez años con él, hasta que murió en febrero.
«Fue un golpe durísimo. Imagínese, vivo solo, mi perro y yo pasamos el confinamiento juntos. Fue un jarro de agua fría su muerte. Por eso, en estos momentos, ni en sueños pensaba en adoptar otra mascota», confiesa este hombre, que ya conocía la historia de Tyson en internet, pero que no se decidía a darle una oportunidad.
Cuando Tony vio que el perro no encontraba adoptante en el desfile canino de Fan Mallorca, dio un paso adelante y conocerlo: «Avisé a la entidad de que solo quería ir a conocerle, que tenía muchas dudas y de que todavía estaba pasando el duelo por mi perro. Pero fue pasearlo un rato en las instalaciones de la perrera y darme cuenta de que las pintas de bandarra de Tyson eran eso, pintas. Es un perro encantador, con necesidad de dar cariño y recibirlo. Solo había que ver cómo paseaba. No deja de echar la cabeza atrás y mirarme con esos ojazos, no daba tirones... ese día dije que me lo quedaba. Y no me arrepiento», apostilla Verdú.
Tony es el tercer propietario de Tyson. Llegó a Mallorca desde Melilla, donde vivió con una familia con niños hasta que tuvieron problemas económicos, perdieron su casa y enviaron a este pit bull a casa de un familiar en el campo que lo maltrataba. De ahí fue a Son Reus. Lleva varios años sin saber lo que es el calor de un hogar.
Este perro lleva poco tiempo en su nueva casa, pero los cambios ya se han hecho notar. Ha perdido bastante peso porque ahora come pienso de calidad, además, Tyson se ha descubierto como un ‘trotón' empedernido. «No dejamos de hacer kilómetros. Le encanta recorrer la ciudad», explica Tony, pero también ha cambiado psicológicamente: «Al principio estaba alerta a cualquier movimiento que hacía, pero ahora ya me ha cogido confianza. Es un perrazo cariñoso y divertido. Cuando me dicen que debería estar orgulloso por haberle dado un hogar, les repito lo mismo: él me lo ha dado a mí».